LOS ROMANCES
los antiguos
corridos también llamados corridas
o carrerillas que es como se les denomina a los romances en Andalucía, y se
hace entre los cantes del grupo de las tonás por no utilizar, dada su
antigüedad, los cantaores en su forma de cantar como si de recitados monorrimos
se tratara, algún instrumento musical.
Estos romances o
versiones gitanas de romances castellanos datan en algunos casos del siglo XV,
consistiendo en sus orígenes en recitados libres con la facilidad de
corromperse por la tradición oral y por
los sucesivos reajustes populares. Actualmente se conservan dos
cantes basado en letras de estos romances fronterizos como son la Nana Moruna y
la Giliana con aires bailables de soleares y alboreá.
Existe por estas
razones la opinión de que fuera un primer romance quién originara las primeras
tonás o raíces del cante jondo, pero estos corridos en algunos casos todavía interpretado por algún viejo gitano,
no deja de ser una más de las hipótesis que sobre el origen del cante se
barajan.
Escribe
Luis Suárez: “Desde 1958 en que descubrí una rara rama del romancero de tradición
oral ininterrumpida entre los gitanos de Andalucía la Baja, he logrado tener el
mayor corpus de romances de tipo épico e histórico que pueda hallarse en
cualquier parte del mundo hispánico, incluyendo las comunidades sefarditas de
Oriente. Ello me ha permitido conectar
esta recolección con los cuatro romances recogidos por Estébanez Calderón, en
1838, con las encuestas entre gitanos de Cádiz y de Triana de Manuel Manrique
de Lara, en 1916 y con los dos romances recogidos en 1922 por Álvaro Picardo,
en Cádiz.”
Pero, a la vez, se ha podido documentar esta costumbre de cantar romances viejos por los gitanos bajo-andaluces desde tiempos muy remotos. La deturpación y el fragmentismo de este Romancero particularísimo han propiciado la aparición de trozos y formulas romancísticas breves, de tres y cuatro versos, que han tomado una trayectoria distinta y a los que se les ha dado, en el tiempo, un nuevo cauce expresivo.
Bernardo del Carpio y los gitanos
bajoandaluces.
El enorme caudal de textos y músicas del ciclo de Bernardo del
Carpio recogidos por Luis Suárez, entre los gitanos de El Puerto de Santa María
principalmente, no tiene otra explicación que la identificación de esta casta
con el propio héroe del Romancero. Sus propias desventuras y el haber estado,
en memoriales desgarradores reclamando la libertad de sus padres, esposos,
hijos, hermanos, condenados a penas de galeras, en los arsenales o en las minas
de Almadén, los ha identificado con un héroe que pasa toda su vida reclamando a
Alfonso El Casto la libertad de su padre, el conde de Saldaña, preso, en el
Castillo de Luna. Llega a tal punto su identidad que hasta adoptan su nombre,
Bernardo, y su apellido, Carpio, desde el siglo XVI hasta la actualidad
"Ven acá, hija Blancaflor,
lucerito de la mañana,
quítate el vestío de sea
y ponte el vestío de Pascua,
y a ese morito que viene
entreténmelo en
palabras...."
Trozo del Romance de El Rey Moro que perdió Valencia - El Cojo Pavón -
"Mi madre me metió a monja
por reservarse mi dote.
Me cogieron entre cuatro,
me metieron en un coche,
me pasearon por pueblos
y a una y a dos a dos
me iba yo despidiendo
de las amigas que tengo.
"
(Del Romance de la Monja - José El Negro-)
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