sábado, 29 de marzo de 2014

MUJERES QUE DEJARON Y DEJAN HUELLAS EN EL CANTE

                                               -3-

ROSA LA PAPERA
                                     
En el año 1889, en la gaditana localidad  de Chiclana nació Rosa Vargas Fernández Rosa la Papera una de las grandes voces de nuestro cante.   Su gitano padre Manuel Vargas era natural del Puerto de Santa María y su madre Manuela de Chiclana de la Frontera. En junio de 1924 se casó con el tocaor vegeriego Juan Gilabert y fruto de ese matrimonio nació una de las grandes cantaoras que el flamenco gaditano ha aportado a este genuino patrimonio  mundial de la humanidad, Antonia Vargas “La Perla de Cádiz” (a la Perla le gustaba llamarse con el apellido materno) que la parecía más flamenco, comentaría en alguna ocasión que lo de Gilbert le sanaba a extranjero.

                            Cambiaste el oro por plata,
                            la plata perdió su brillo.
                            Que cambiaste una noche mu oscura
                            por una noche muy clara
Estas cantiñas. Según la propia Perla se la enseñaría su madre Rosa “La Papera”, maestra de  una verdadera escuela de cante de toda una flamenquísima familia pues hermana de la chiclanera fue María “ la China” que casó con Pablo Jiménez y de esta pareja hijos tan flamencos como Gertrudis, los bailaores “Pablito y Jineto” o la cantaora madre de Juanito Villar , “La Jineta”
                           
                            Cádiz siempre la recordará
                            a la gran Rosa la Papera,
                            la más grande cantaora
                            de toda su provincia entera,
                            con su arte, gracia y compás
                            era para su Cádiz la primera.
Otro hermano de Rosa fue “Joseíco” de quién le dice que le puso a José Monje Cruz el apodo de “Camarón”, hija de “Joseíco” fue la bailaora Manuela la  del Charol, apodo por su marido también llamado “Peniciilina”, pues trabajando de puntillero en la desaparecida plaza de toros, cuenta que cada vez que tenía que apuntillar a un toro, en vez de rematarlo,  le daba vida y raro era el toro que no volvía a levantarse, cosas de la gracia gaditana como se comentaba por entonces en las tertulias flamencos-taurinas.
                            Ni en la España ni en Italia
                            ni en lo que cobijaba el Sol,
                            has de encontrar una gitana
                            que te quiera como yo
En palabra de un gran amigo de Rosa, Agustín el de “La Morcillera”, la mismísima Pastora Pavón, no quería venir por Cádiz por       que había una gitana “La Papera” que la partía cuando la escuchaba cantar por bulería. Rosa no ha dejado ejemplos en video de su arte  pero en la voz de su hija, heredera y realzadora de sus estilos encontramos añejos cantes de Cádiz.



viernes, 21 de marzo de 2014

Las mujeres y el cante (2)


ENTREGA Nº 71    22 MARZO DE 2014 

MUJERES QUE DEJARON Y DEJAN HUELLAS EN EL CANTE

                                               -2-


ANIYA LA DE RONDA

Pero no fueron estas admirables mujeres comentadas en días anteriores, las únicas capaces de defender su arte ante el difícil machismo reinante, sino que hicieron que aparecieran muchísimas otras también muy importantes.

Así desde estas líneas quisiera recordar además de a esas “valientes” mujeres del pasado que crearon huellas por su arte, por sus arrestos, por saber ser mujeres de verdad en los peores tiempos posibles, a otras jóvenes artistas actuales que van dejando huellas y a las que tampoco les falta el arte ni las otras grandes virtudes de nuestras antepasadas.

Son grandes artistas pues las  que desde estas modestas líneas quiero recordar para que apreciemos su arte a pesar de las dificultades que encontraron en su día y que aún podemos decir encuentran. Y así iniciamos con  casos como el  de Ana Amaya “Anilla la Gitana, rondeña nacida el 27 de septiembre de 1855

                                
Anilla la Gitana también conocida como Aniya la de Ronda,  al igual que la conocidísima Serneta también se acompañaba en sus cantes con la guitarra que ella misma tocara. Prácticamente toda su trayectoria la realiza en su Málaga natal y pueblos cercanos,  actuando en reuniones o en Cafés cantantes como el de Chinitas, allá por 1890 aunque anteriormente destacar en otros como La Primera de Ronda, El Pollo, Fornos, Siete Revueltas, coincidiendo en algunos de ellos con figuras como la también malagueña (de Ronda) Paca Aguilera o el maestro jerezano Don Antonio Chacón.

Se cuenta de “la reina de los gitanos” como también llamaban a Anilla, que entre los eventos del Concurso de Cante Jondo de Granada (1922) Federico García Lorca, la citara como  una de las cantaoras-figuras destacada en su conferencia “Importancia Histórica y artística del primitivo cante andaluz llamado “Cante Jondo”

                            Es una escalera de vidrio
                            por una suben las penas,
                            por otras bajan martirios
                                     
Pastora Imperio, quién le regaló una  bata de cola también supo del gran valor artístico de La Gitana, destacando también el  mantón de Manila, regalo que la mismísima reina Victoria Eugenia, tras una fiesta íntima en la que cantara  Anilla la Gitana para la familia real. Aunque como se ha comentado casi todo su andar flamenco fue por Málaga y sus alrededores también conocieron el arte de Anilla en Barcelona concretamente en la Exposición Universal de 1930 actuando en el Pabellón del Pueblo Español cantando y bailando, en este caso acompañada del tocaor más importante del momento y tal vez uno de los mayores genios que la guitarra flamenca ha dado: Ramón  Montoya, tenía por entonces setenta y cinco años aunque en algunos reportajes de entonces apareciera con la edad de ochenta y cinco.

José Carlos de Luna en su obra “el Cristo de los Gitanos” le dedicó un poema en el que nos glosa parte de la personalidad de Ana Amaya Molina, así como lo genial  de sus tercios cortos por soleá.

                            Su flácido pescuezo, de carne
                            de gallina,
                            que con polvos baratos blanquea
                            y enharina,
                            aún luce con descoco un collar
                            de colores,
                            que fue premio a su cante corto
                            por soleares,
                            y que un día Curro Dulce,
                            destocado el pavero,
                            tras besar sus manos,
                            la puso en El Burrero.

Cantaba, se acompañaba ella misma con la guitarra y en muchas ocasiones también destacaba por su baile, su compás fue considerado todo un verdadero arte, así como la genialidad en su cante por soleares como nos describe Núñez de Pardo en su libro “Cantaores Andaluces” en cuyo capítulo Esclava del amor, nos confirma diciéndonos como ella siente el cante, como concibe la belleza, como siente, Anilla, las grandiosidades de ese arte:

"Ella siente el Arte como el corazón que más lo sienta, concibe la belleza como el cerebro constituido para concebirla mejor, siente las grandiosidades de ese arte, como el alma que con más intensidad pueda sentirlas, pero su corazón, su cerebro y su alma, absolutamente humanos, en toda la hermosa acepción de esta palabra, sólo ven en su arte un vehículo para enviar desde sus entrañas al infinito toda la expresión de su exquisita ternura, de sus ansias de goces, de sus sueños de amor, de su ambición de cariño, ambición que guarda la primera y tal vez la sola finalidad de subida, ambición que mueve todos sus actos que impulsa los resortes de su organismo. Eso es lo que la ha hecho más simpática aún más que sus mismas cualidades para el cante, y a eso se debe, en primer término, los triunfos artísticos que ha logrado y los aplausos que ha obtenido.”
                                   
La trayectoria flamenca de esta gitana ha sido como se ha comentado, muy reconocida en su tiempo por escritores, poetas y periodistas, sin embargo no tenemos hasta la fecha datos fehacientes mediantes grabaciones de sus cantes aunque desde su localidad natal nos llega los trabajos incansables de los flamencos rondeños en conservar viva la historia de Aniya la de Ronda y de ahí el recuerdo que años tras años nos llega a través del concurso de cante que se celebra en Ronda y que se dedica a la memoria de Ana Amaya y que en el 2013 alcanzó su XIX edición y de la cual nos llega un ejemplo mediante el video que transcribimos de uno de los concursantes de la edición  XX en su tercera ronda celebrada recientemente.





sábado, 15 de marzo de 2014

Extremadura y el Cante (2)


ENTREGA Nº 70     15 MARZO DE 2014 


EXTREMADURA Y EL FLAMENCO:   Los jaleos y los tangos extremeños          -II-


         Los jaleos tienen su germen en las fiestas familiares, en esas íntimas bodas de los gitanos cuando al compás de bailes y cantes celebran los consumados casamientos, se cantan estos jaleos en un principio en un compás parecido a la bulería al golpe, aunque no hay que confundirlo con el cante por Alboreá, propio de estos familiares acontecimientos.

         Los tangos, cante festero por excelencia entre los gitanos extremeños, derivan del tronco común de los mismísimos tangos flamencos, uno de los pilares básico de los cantes, aunque parece ser que en esta comarca adquiere variedades en sus melismas con una cadencias en sus tercios finales y musicalidades como sucediera con los jaleos. Se dicen que en un principio estos cantes se acompañaban al compás del bastón y que  el propio Marqués de Porrina los ralentizó.

         Por otra parte y parece ser creados por Felipe Lara encontramos unos tanguillos extremeños con más ritmo que los comentados tangos y que utiliza su mismo tipo de estrofa, estos es coplas de cuatro versos de ocho sílabas pero con la diferencia de acabar con un estribillo en versos de seis.

         Actualmente  y a través de la familia Vargas se están realizando en el conservatorio de Badajoz unos cursos para la divulgación de estos cantes vernáculos pacenses con el objeto de  que estos estilos  dejen de ser para muchos aficionados esos cantes tan desconocidos ya que ocupan un lugar de privilegio dentro de la historia del flamenco.


         Los históricos  Pepe el Molinero (1895), Pérez de Guzmán(1895),  con su personal Fandango, Pepe Nieto (1901, Niño Berlanga(1905), Niño de Fregenal (1911) también destacado en la historia del flamenco por el sello propio de su  fandango, Niño de Badajoz o Niño de la Ribera (1934 ) Juan Cantero(1939) o los actuales Ramón el Portugués, Enrique el extremeño, José Salazar, El Guadiana, El Magdalena, Alejandro Vega (sobrino de Porrina, hijo de su primo hermano), La Kaila, El Nene, David Silva, El Peregrino, Felipe Lara, La Marelu, Miguel de Tena, Pedro Cintas, Celia Romero, Esther Merino, Gertrudis Rodado, Indio Gitano, Luisillo de Cáceres entre otros muchos son nombres de cantaores que engrandecieron y siguen engrandeciendo el flamenco por los pueblos extremeños y exportaron y todavía exportan su arte por la geografía española, pero el cantaor, el artista por excelencia que con su personal estilo impregnó a los cantes de su región fue sin lugar a duda alguna, el maestro de Badajoz, el gitano  y cantaor que probablemente más importante ha dado Extremadura, al menos el de mayor fama y el mejor embajador de su tierra extremeña.

        
Nació José Salazar Molina en  Badajoz por el año 1924, conocedor de los primeros compases flamencos, este Salazar  ”patriarca” de una estirpe flamenca y huella en Extremadura, desde su misma cuna ya que en Villa Rosa, su casa, raro era el día que no hubiera una fiesta flamenca a la que solían acudir todos los aficionados conocidos así como casi todos los profesionales que solían acercarse a Extremadura. Sin excepción cuando algún artista se acercaba por Badajoz, era casi obligado pasar por Villa Rosa donde además de deleitar a los aficionados que en la casa estuvieran, bebían de las fuentes de los añejos estilos extremeños.
        
Siendo joven, pues pronto se dio a conocer en el mundo del espectáculo, se estableció en la capital española, es considerado Porrina por la afición flamenca como un cantaor heterodoxo, su cante le proporcionó una gran popularidad no sólo por lo forma de interpretar los sino por su tipo de voz dulce y clara que tanto gustó a su público, de él se decía también que destacaba por su elegante vestir, su clavel rojo siempre en su solapa, sin embargo destacaba también en él llamado con el tiempo “Marqués de Porrina”, su sencillez y su trato agradable con todo el mundo.

En el lugar donde solía estar  la plazuela de la Soledad, cerca de la Plaza Alta, donde se reunían a cantar la gitanería, se puede apreciar el cariño de sus paisanos por el monumento que le construyeron con una placa que recuerda su fandango más popular: Gitano y de Badajoz.

La memoria de este gitano genial no sólo está permanentemente recordada por su monumento sino por toda esa generación de jóvenes flamenco extremeños que día a día reviven esos estilos autóctonos extremeños y esas maneras tan peculiares de transmitir la herencia del MAESTRO PORRINA.




sábado, 8 de marzo de 2014

Las mujeres en el cante


ENTREGA Nº 69    8 MARZO DE 2014 

MUJERES QUE DEJARON Y DEJAN HUELLAS EN EL CANTE

                                               -1-

En un país como el nuestro, en un mundo como el que nos ha tocado vivir donde el predominio del hombre, ha prevalecido sobre cualquier intento de tan siquiera asomarse a una hipotética igualdad de la mujer y sobre todo en un ambiente, como todo lo relacionado con el flamenco, o en épocas como la de los últimos siglos  en el que la mujer está desde su nacimiento predestinada al cuido de la casa, de “su hombre” y de sus hijos, es poco menos como una heroicidad encontrar a mujeres que destaquen en este tan difícil arte como es el flamenco.

La aportación femenina siempre ha sido gracias a esas sacrificadas mujeres de un incalculable valor artístico pero sobre todo de una valentía enorme como persona, es decir de grandes mujeres.

Fueron Creadoras como el caso de “La Serneta”, pues la jerezana Mercedes Fernández Vargas apodada  “La Serneta” nacida en 1837, destacó por su sello particular con un estilo de soleá que creara escuela. Esta cantaora quién como otros grandes tenía la genialidad de acompañarse ella misma a la guitarra, fue además de cantaora una admirable tocaora, llegando a enseñar  el toque de la Guitarra flamenca en la propia capital española, donde vivió algunos años. Dedicó, “La Serneta” toda su vida a   compaginar las labores de la casa con el arte. ¡Toda una heroína!



Desde Morón, aunque algunos opina que desde Utrera, nos llega una mujer que viera la luz en torno al 1850, también destacada por su personalidad en el cante y en el baile de la soleá, cantaora según se decía con un temperamento especial y es  que “La Andonda”, conocida no sólo por su soleá  sino porque fue compañera sentimental del genial Francisco Ortega Vargas  “El Fillo”, destacó por esa pura emoción que imprimía a sus cantes´

Algo más joven que ella y desde Málaga  en 1860 aproximadamente aparece otra gran creadora, Trinidad Navarro ”LaTrini” con su aportación personalísima a un estilo propio del cante por Malagueña.


Décadas más tarde en 1890 Nace en Sevilla, tal vez la voz femenina más reconocida en el flamenco, Pastora Pavón “La Niña los peines” cantaora que destacó en la creación o engrandecimiento de cantes como los tangos trianeros, bulerías, bamberas, saetas, peteneras ….Sus grandes facultades y su estilo tan peculiar imprimió un sello propio a todo lo que cantara.







sábado, 1 de marzo de 2014

Jaleos y tangos extremeños

 ENTREGA Nº 68     1 MARZO DE 2014 


EXTREMADURA Y EL FLAMENCO:   Los jaleos y los tangos extremeños          -I-


           Es bien cierto que prácticamente casi todos los que han profundizado en el términos de las zonas flamenca han indicado o resaltado el origen de los primeros destellos del cante en el conocido triángulo de Cádiz – Sevilla- Ronda y dentro de estos vértices, Utrera, Alcalá de Guadaira, Carmona, Mairena del Alcor, Morón de la Frontera, Puebla de Cazalla, Marchena, Lebrija, Osuna, Arcos, Medina Sidonia, Jerez, Los Puertos (Sanlúcar de Barrameda, Puerto Real, Puerto de Santa María, San Fernando, Chiclana) sin embargo no  podemos dejar en el olvido a otras comarcas cantaoras que han aportado y siguen aportando al flamenco, estilos, formas y maneras que han hecho que este nuestro arte sea aún más universal, es el caso de Huelva con sus fandangos al cual más flamenco, jondo y exquisito; Granada con sus estilos tan particular de zambras, fandangos y derivados, Málaga y  sus vernáculos cantes o sus creaciones de jondas formas de malagueñas, Córdoba con sus compases tan particulares, Jaén o Almería con sus mineros estilos… y estos rincones flamencos, como formando una parte de ese límite del explicado triángulo, pero quedan otros lugares que sin formar parte de las comarcas andaluza, también han contribuido a que nuestra cultura poético-musical sea aún más expansiva, es el caso de Murcia, Cartagena con el minero pueblo de la Unión como epicentro de los cantes levantinos,  núcleo básico de los variados estilos de Cantes de las Minas o también  el ejemplo de la comarca pacense, de los rincones extremeños donde se fraguaron unos tangos y jaleos peculiarísimos y que gracias a la aportación de figuras, allí nacidas,  como Porrina de Badajoz, Ramón el Portugués o Juan Cantero podemos hoy conocer, son estos estilos de jaleos y tangos extremeños creados, divulgados y hoy en día estudiados los que hacen que se conozcan esta zona flamenca de Extremadura como una comarca de un esmerado compás flamenco.



         Estos palos de tangos o jaleos han servido y sirven como presentación del flamenco de una comarca que, entiendo modestamente, necesitaría un amplio estudio para mejor conocimiento de nuestra extensa cultura. Es el ejemplo de  Francisco Zambrana quién presentara en 1987 en el Congreso Flamenco de Benalmádena una ponencia sobre  el flamenco extremeño y tras la cual quedó reconocido por los estudiosos del flamenco la autenticidad de jaleos y tangos extremeños como vernáculos de la tierra pacense.

         Los estilos flamencos extremeños van cogiendo forma a pesar de posibles influencias folclóricas de comarcas vecinas en La Plaza Alta de la emérita ciudad pacense, lugar de encuentro del mundillo gitano, verdaderos creadores e impulsores de estas peculiares formas flamencas, como afirman en sus comentarios escritores como el nombrado Zambrano, Lolo Iglesias (autor de Badajoz ciudad flamenca) o los cantaores Domingo “El Magdalena”, Alejandro Vega “Tito Alejandro”, sobrino de Porrina de Badajoz, entre otros.