ENTREGA Nº 49
19 DE OCTUBRE DE 2013
JEREZ( La fragua del Cante IV)
En
cierta ocasión Juan Moneo Lara, el Torta, comentó que “artistas” hay muchos
pero que en el flamenco primero hay que ser aficionado y después cantaor.
Estando
de acuerdo con el comentario, habría que
añadir a esos buenísimos tocaores , bailaores
y por supuesto, sin olvidar a esas mujeres tan
grandes, como las que han salido
de esta tierra tan flamenca, pues en Jerez, el numero de aficionadas luego, según el Torta, cantaoras, bailaoras…son innumerables.
El
listado de figuras jerezanas en nuestro arte sigue aumentando en un sin parar,
¿Qué tendrá esta zona? Y ¿ qué se produce en este rincón para no cesar de parir
nombres y nombres que agrandan este
amplio catálogo de personalidades de lo jondo?
Se ha
escrito con anterioridad como los Paulas,
Chicharrones, Vargas, Sotos, Junqueras, Zambos, Carrascos, Agujetas, Moneos,
Carpios, Marruros, Moraos, Méndez…. o los
Tío Luis El Cautivo, Tía María La Jaca, Tío Vicente Macarrón, Juanelo y el
señor Manuel Molina, han engrandecido a esta flamenca ciudad, a esta CAPITAL DEL CANTE, pero en estas líneas solo se intenta dar una
pinceladas sobre algunas de estas célebres figuras, de Manuel Torre como dueño de los
sonido negros o del estudioso y
enciclopedista D. Antonio Chacón, de Tía
Anica la que cuando canta a gusto le sabe la boca a sangre, del compás
de Javier Molina, de los Moraos,
Parrilla, Cepero, Periquín
o del baile de la Chicharrona, de la zaga de
Tía Juana la del Pipa, de la Macarrona…..en fin un sin acabar, y es que en Jerez como en el firmamento, sus estrellas no se pueden contar, por eso es sencillamente muy fácil que los
lectores discrepen porque falta este o aquel cantaor o cantaora o tal
guitarrista o bailaor, bailaora….Y es que es ésto, unas pinceladas para hacer recordar a Jerez,
“La fragua del cante”.
De entre los primeros que
existen noticias y ya por la segunda mitad del siglo XVIII, encontramos a:
Tío Luis
el de la Juliana autor de algunos estilos de
tonás como la toná-liviana, la del Cristo o la de los Pajaritos. El de la
Giliana como escribiría Juan de la Plata
fue un hombre envuelto en misterios, este viejo aguaor, muy reconocido por Demófilo
a través de Juanelo, trasmitió todo su magisterio al cantaor puertorrealeño
Francisco Ortega Vargas “El Fillo”.
Otra figura importante y de la misma época que el de la
Juliana (final del siglo XVIII) fue Perico Cantoral, tal vez de los
primeros siguiriyeros.
De él se dice que fue el primer cantaor profesional, haciendo referencia de Tío Perico Cantora José Cadalso en sus Cartas Marruecas (1793) .
Fue suegro de Tío Vicente Macarrón y raíz de la saga flamenca de Manuel Torre.
Vicente Vargas "Macarrón" nació
en 1759 y según el padrón de los gitanos
(gracias a los trabajos del flamencólogo jerezano Juan de la Plata), este
herrero casado con Rafaela Cantoral
(hija de Tío Perico Cantoral), vivió a las afueras de ” la Ciudad de los Gitanos” (como diría Federico García Lorca)
concretamente en la Puerta de Rota
por el camino hacia Sanlúcar de
Barrameda.
Junto a Tío Vicente encontramos a su hermano Juan el Macarrón, también buen cantaor de siguiriya aunque según muchos estudiosos estas siguiriyas llamadas siguiriyas gitana estaban emparentadas con las tonás pues por esta época final del siglo XVIII y principio del XIX, todavía no hay constancia de lo que conocemos como cante por siguiriya, siendo estos estilos de Cantoral o de lo hermanos Vargas tal vez iniciadores de tan profundo cante.
Además
de estos primitivos creadores encontramos también a Tío Luis el Cautivo, gran
intérprete de toná y Tía María la Jaca.
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