sábado, 11 de octubre de 2014

La Perla -1-

ENTREGA Nº 100  11  DE OCTUBRE DE 2014 

MUJERES QUE DEJARON Y DEJAN HUELLAS EN EL CANTE

                                                   -31-
LA PERLA DE CÁDIZ (1)
  
En el gaditano barrio de Santa María que como dicen los estudiosos de este arte,  fue crisol de maestros del flamenco, nació la que sería Reina de los cantes gaditanos por excelencia, allí en ese gitanísimo barrio vio por primera vez la luz ANTONIA GILABERT VARGASLA PERLA DE CÁDIZ “.

El tocaor Juan Gilabert y la cantaora Rosa Vargas Fernández (Rosa la Papera) a la sazón padres de este genio, vivían en la casa número 28 de la calle Botica y allí el 9 de junio del año 1924, trajeron para goce de la cultura flamenca, la más grande cantaora que ha dado la historia flamenca gaditana.

Cuentan que la voz de La Perla fue una de las más flamencas que dio el flamenco, destacando en especial en palos como  alegrías, bulerías, soleares, tientos, tangos, saetas…

De su madre La Papera, de su tío Joseíco o de sus tías Manuela La China y Remedio, todos del barrio de Santa María, donde poco a poco se va fraguando su arte, heredó Antonia todo su, más tarde majestuosidad, su compás y ese duende tan gaditano y  gitano,  por lo que se llegó a decir que La Perla llevaba el cante en la sangre más que en la cabeza.




Cádiz siempre la recordara
porque ha tenido a la Perla
la más grande cantaora
de toda su provincia entera
con su arte gracia y compás
era para su Cádiz la reina
 
Se casó con Francisco Torres Tejada, Curro la Gamba, gran cantaor por soleares y bulerías, en la iglesia de la Merced el 30 de julio de 1948 y de este matrimonio nacieron Francisco y José.

Hasta su desaparición un desgraciado domingo, el 14 de septiembre de 1975 y con tan sólo 51 años, cuando estaba en su plenitud artística, gozó de gran fama en el difícil mundo del flamenco como así se lo irían reconociendo año a año desde sus inicios en 1959, cuando participa en el Concurso Nacional de Córdoba y consigue el primer premio de bulerías y alegrías.

A partir de ahí, conocido sus compás en los cantes por fiesta, fue reclamada por toda la geografía flamenca participando como ejemplo en el tablao Zambra de Madrid, donde  en 1960 debutara junto a grandes cantaores como Manolo Vargas, Pericón, Rafael Romero, Juan Varea entre otros.  Su rápida popularidad le hizo  grabar con la casa Columbia su primer disco titulado: Sevilla, cuna del arte flamenco o trabajar en el espectáculo Cantamos con el corazón con El Beni de Cádiz, Manuel Soto Sordera, Juanito Maravillas, Félix de Utrera, recorriendo con ellos los mejores teatros  de Andalucía.





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