ENTREGA
Nº 25 4 DE MAYO DE 2013
Geografía flamenca flamenco en Córdoba
Entre las provincias
andaluzas Córdoba siempre se ha distinguido por su flamenquismo y por tener una
afición serena y entendida. Incluso se ha dicho por un ilustre flamencólogo
cordobés que la afición de Córdoba viene influida por cierta inclinación muy al
estilo del carácter sentencioso que a
estos andaluces caracteriza.
Cuando se habla de los cantes de Córdoba se los presenta como formas derivadas o diferenciadas de cantes matrices, y así se citan las soleares cordobesas, alegrías cordobesas… Esta idea ha sido rebatida por algunos expertos, reconociendo a estos cantes cordobeses su carácter propio y su clara diferenciación de lo que se ha llamado cantes matrices.
Ángel
Álvarez Caballero considera que no hay una soleá autóctona cordobesa, sino que
el cantaor cordobés Onofre adaptó la versión de la soleá de "un mediocre
cantaor trianero llamado Ramón el Ollero que Córdoba modeló y adaptó a su
peculiar manera de sentir y expresar el cante".
Por
contra, Francisco González ("Rito y geografía del Cante"), nos dice que la soleá "tan distinta
según la localidad geográfica, es secularmente cordobesa".
Lo importante, creemos, no es cuando la soleá se hizo cordobesa, sino que, de acuerdo con el carácter cordobés, se la reconoce unánimemente como sentenciosa, filosófica, con cadencias y silencios en su estructura musical que la hacen atrayente y evocadora. Y ahí queda este ejemplo:
Lo importante, creemos, no es cuando la soleá se hizo cordobesa, sino que, de acuerdo con el carácter cordobés, se la reconoce unánimemente como sentenciosa, filosófica, con cadencias y silencios en su estructura musical que la hacen atrayente y evocadora. Y ahí queda este ejemplo:
No preguntes por saber
que
el tiempo te lo dirá.
Que
no hay cosa más bonita,
que
saber sin preguntar
Las alegrías cordobesas son objeto de una discusión, en cuanto a su origen, similar al de las soleares, pues hay opiniones que afirman que no son propiamente cordobesas, sino que derivan de las cantiñas gaditanas y que, asimismo, fueron aclimatadas a Córdoba por Onofre.
Ricardo Molina opinaba, parece
ser que con poca convicción, que son
creación personal del citado Onofre y remata su juicio expresando en su
momento, que las alegrías de Córdoba es un cantee de apenas sesenta años de
historia.
El primer
gran cantaor que se conoce en Córdoba, fundador
de una estirpe de artistas, fue Manuel Moreno Madrid, conocido también con el
sobrenombre de "Juanero el Feo", que enraizó cantes a la forma
expresiva cordobesa tales como las soleares y las alegrías, estilos a los que
dio carácter cordobés. Hijo de "Juanero el Feo" fue Ricardo Moreno
Mondéjar, que al igual que su padre, fue picador, vivió el mundo taurino como
actividad y en el que se le conocía con el sobrenombre de
"Mediaoreja". Fue éste un gran cantaor, cuyo mérito principal, dentro
de su gran valía, fue asentar definitivamente los estilos iniciados por su
padre.
Ricardo Moreno Mondéjar recogió el estilo solearero de Triana en
la versión de Ramón El Ollero y lo adaptó creando una modalidad cordobesa, como
también ocurrió con las alegrías de Cádiz, que Mondéjar matizó para crear unas
con nombre propio. Tuvo tres hijos que
fueron Ricardo, Manuel y José Moreno Rodríguez. Hijos de éste último son Rafael
y Emilia Moreno Maestre. Todos Onofre, todos cantaores y ninguno de ellos fue
profesional del cante.
Donde parece que hay acuerdo es en
afirmar la existencia como cantes propios de Córdoba a su amplia
variedad de fandangos, todos de cortes abandolaos. En Cabra se da un estilo cuyo mayor artífice
es Cayetano Muriel, “Niño de Cabra” mientras que en Lucena se puede contemplar un
abanico de cantes que se diferencian entre si y, son los fandangos de Dolores de la Huerta, los de
Rafael Rivas y los de la calle Rute. Rafael
Rivas, fue cantaor habitual en las fiestas del torero Lagartijo, solía recoger
en las letras de sus fandangos expresiones picantes, burlescas y hasta
desvergonzadas. Por el contrario, las coplas de Dolores de la Huerta tenían un
contenido amoroso y sentimental, muy distinto del estilo de Rivas.
Todos ellos
han sido magníficamente interpretados en los últimos tiempos por Antonio
Ranchal y Pedro Lavado.
Finalmente,
del mismo tronco que del fandango de Lucena en Puente Genil se crea el zángano, cante ligero
y bailable que divulgó en los sesenta Fosforito y que legó José Bedmar “El
Seco”.
Asimismo, en
la provincia cordobesa hay también un amplio glosario de cantes campesinos,
como la
trilla, la temporera y la pajarona. Además, a esta provincia se
atribuye la creación de la serrana, así como un sello
personalísimo en las saetas y en el cante de rosas.
Hoy día con
Fosforito, actual llave del cante, ya retirado, los representantes más
importantes de esta zona son El Pele, Luis de Córdoba, Antonio de Patrocinio,
El Calli, Inmaculada Aguilar, Concha Calero, Mario Maya o Joaquín Cortés.
Otros nombre
a destacar en el flamenco cordobés además de los mencionados son Antonio
Márquez “Navajitas”, José Castellano “El Séneca” o Rafael Mesa “El Guerra.”
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