viernes, 13 de septiembre de 2013

Entrega nº 44 Cantaores de la Isla - 1-

ENTREGA Nº 44       14 DE SEPTIEMBRE DE 2013 
La Isla y el flamenco (2): Sus cantaores
                            EL VIEJO DE  LA ISLA
         PEDRO FERNÁNDEZ PIÑA, cantaor gitano, era muy conocido por sus cantes por seguiriyas dejando escuela propia, su nombre artístico más conocido en la historia del cante flamenco era de EL VIEJO DE LA ISLA, nació en San Fernando en el siglo XIX. Hermano de María Borrico.

         Demófilo lo incluye en su nómina de intérpretes insertada en su obra Colección de cantes flamencos, aparecida en 1881, en la que también figura como Perico Piña, nombre por el que igualmente era conocido, lo que ha dado lugar a considerarlos dos intérpretes distintos.

         Se le recuerda como un personalísimo siguiriyero, una de cuyas letras más habituales era la siguiente:
                                      Fragua, yunque y martillo,
                                               Rompe  los metales,
                                               Er juramento que yo a ti tajecho,
                                               No lo rompe naide.
                                     
         Al parecer su trayectoria artística estuvo limitada a su comarca natal y sin embargo alcanzo gran notoriedad y fama. Sus hijas, en 1865, formaban parte de la compañía de Silverio, y en otras funciones hacían pareja de baile con los hijos de Curro Durse, según datos de la época.

                                               MARÍA BORRICO

         María Fernández Fernández fue la hermana mayor de Pedro Fernández, "El Viejo de La Isla." Según estudioso de la época gracias a  ella encontramos  un estilo de seguiriya que ha sido varias veces comentado  como un engarce entre las seguiriyas más  antiguas y modernas. En 1830 nació en la Isla de León,  bautizándola con el nombre de María de Montemayor de todos los Santos. Hay flamencólogos que opinan que su cante recuerda al de Perico Frascuela o al de Juan Junquera.

                                      Dice mi compañera
                                               que no la quiero,
                                               cuando la miro, la miro a la cara,
                                               yo el sentío pierdo.
        
         Cómo se ha indicado en algunas ocasiones tercios de su estilo por siguiriya se ha cantado “a modo de macho” para terminar la Liviana o la Serrana.
                                              

                                               ÁLVARO DE  LA ISLA

         Cantaor isleño que destacó en el cante para bailar, pero sin olvidar su peculiar forma de interpretar los fandangos, cante que dominaba.

         Nació Andrés Álvarez, pues así se llamaba este cantaor, en el año 1927, muriendo con poco más de cuarenta años, cuando prácticamente empieza a ser reconocido como un grande en los cantes “patrás” pues le cantó a Antonio,  actuando  con gran brillantez en El Corral de la Morería, con el ballet de Rosario o en Torre Bermejas.
        
                                           EL NIÑO DE  LA ISLA                                                 

            Nacido en el 1877, este payo llamado José López  Domínguez fue considerado a principio del siglo XX como uno de los importantes en reuniones privada o en  actuaciones en los café cantantes como El Novedades, entre sus cantes preferido que lo hacía con exquisito arte estaban  los tangos, grabó poco pero lo hizo con tal maestría que pocos lo mejorarían, su especialidad en los cantes más antiguos la dejo patente en sus grabaciones, todas recogidas tras su muerte en diciembre del 1929 por su aficionado más importante, el duque de Alba. 
         Gracias a esta circunstancia ha podido en  un futuro inmediato oírse los cantes de este isleño.
                                               EL CHATO DE  LA ISLA
            De nombre José Llerena Ramos nació en el año 1.926 y murió en la localidad madrileña de Fuenlabrada a los ochenta años de edad. Su apodo de El Chato, claramente como consecuencia de la fisonomía de su rostro, le hizo famoso hasta incluso después de muerto, “el chato más chato que cantaba porque había nacido para cantar”, llegó a escribir en el País Ángel Álvarez Caballero el 7 de agosto de 2006.

         Cuentan que empezó a  Cantar con apenas ocho años y lo hacía en los tranvías del trayecto Cádiz- San Fernando, donde realizaba sus cantes para luego pedir unos reales, algunos días llegó a cobrar hasta catorce pesetas con lo que se podía alimentar toda su familia.
         Caracolero de convicción, el mismo Chato decía de Manolo Caracol con quien compartió escenario en los Canasteros que fue el mejor cantaor que escuchó en su vida. Destacó por su finura en el cante,  pero sobre todo para bailar, cosa que realizó durante algo más de veinte años entre cabarets gaditanos, La venta Vargas, para más tarde en el 1961 marchar a Madrid, trabajando en las Brujas, en reuniones y fiestas privadas donde él comentaba que se encontraba a gusto
                        




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