ENTREGA Nº 46 28 DE SEPTIEMBRE DE 2013
JEREZ (La fragua del Cante I)
Si algo fuera de dudas tienen todos
los estudiosos del flamenco sobre la localidad jerezana como uno de los puntos
geográficos básicos, o como una de las grandes cunas de nuestro arte, es la
seguridad de que tal vez y sin temor a error, el flamenco sin la gitanería jerezana no sería
lo que en la actualidad es. No se puede hablar ni un solo instante de flamenco,
de sus orígenes, de sus nombres ilustres
sin inmediatamente mencionar a Jerez.
Con toda certeza podemos encontrar
cientos de trabajos, estudios o libros de flamencología que nos habla
extensamente de Jerez y su flamenco y tal vez siempre quede algo que decir en
este importante núcleo andaluz.
Todos pues coinciden en resaltar el
famoso triángulo donde se fragua el cante, donde se van gestando poco a poco
toda la evolución de la historia de nuestro genuino arte, y a Jerez con sus barrios de Santiago y San
Miguel como dueños de uno de su más flamenco vértice.
Muchas son las familias jerezanas que
han hecho de su ciudad ese pilar
básico del flamenco, ese fraguao de cantes. Encontramos en sus barrios, linajes como los Paulas, Chicharrones, Vargas, Sotos,
Junqueras, Zambos, Carrascos, Agujetas, Moneos, Carpios, Marruros, Moraos,
Méndez…. Cantaores iniciadores de los genuinos estilos jerezanos como
Tío Luis El Cautivo, Tía María La Jaca, Tío Vicente Macarrón, Juanelo y el
señor Manuel Molina, intérpretes todos ellos de tonás.
Desgraciaíto de aquel
que come pan de mano ajena,
siempre mirando a la carita
si la pone mala o buena.
Los cantes de fraguas se llaman también
cantes a palo seco, pues no llevan acompañamientos de guitarra, aunque algunos
se acompañan a base de golpes de martillo sobre el yunque (MARTINETE).
En este grupo de los cantes de fragua se
incluyen: La toná, la debla y el ya mencionado martinete, denominándose también
a estos cantes como cantes del grupo de las tonás, ya que en un principio se
llamaban "toná" (tonadas) a todos los cantares propios de las
diferentes labores. En la actualidad y dentro del mundo del flamenco, la
denominación de toná sólo alcanza a los cantes procedentes de las tonadas de
los herreros, conociéndose como formas de tonás a los palos de deblas y
martinetes.
Existen
teorías de ilustres flamencólogos como Ricardo Molina, Antonio Machado Álvarez
(Demófilo), Andrés Salom..., que afirman que el cante de fragua se encuentra
entre los de más honda raíz gitana, justificando esta teoría al explicar el
típico trabajo que los gitanos de la baja Andalucía tenían en el pasado siglo:
la fragua.
Hacia el final del siglo XVIII
aparece Tío Luis el de la Juliana, primer impulsor, creador de esas primitivas
tonás como fueron la toná
grande, la del Cristo, la de los pajaritos, creador también del cante de la
liviana y de la toná y liviana. . Este
viejo aguaor fue persona fundamental para que hoy podamos conocer algo de esos
inicios del flamenco por los comentarios sobre
sus vivencias que él mismo explica a escritores de la época.
Tras esas añejas tonás, encontramos
una serie interminables de cantes por
siguiriyas netamente jerezana en las
voces de siguiriyeros
como El loco Mateo, Paco La Luz, Juan Junquera, Diego El Marrurro, Manuel Torre y ¿qué decir
de la creación de su particular cante corto por bulería?, cantaores como Tío Borrico (con su jondísima y jerezana
bulería por soleá), Tía Anica la Piriñaca, El Gloria, José Cepero, Don Antonio
Chacón, Fernando Terremoto, Manuel de los Santos Agujetas, La Paquera, El
Sernita, Antonio Núñez el Chocolate, El Sordera, José Mercé , Juan Moneo el
Torta…, tocaores como Manuel Morao, Parrilla, Paco Cepero, Moraíto, Niño Jero o
bailaores como Antonio el Pipa entre otros hasta completar con toda seguridad
una lista interminables de artista que de esta localidad salieron y que en la
actualidad nos siguen deleitando con sus cantes, toques y bailes plenos de arte y compás.
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