ENTREGA Nº 70 15 MARZO DE 2014
EXTREMADURA Y EL FLAMENCO: Los jaleos y los tangos extremeños -II-
Los jaleos tienen su germen en las fiestas familiares, en
esas íntimas bodas de los gitanos cuando al compás de bailes y cantes celebran
los consumados casamientos, se cantan estos jaleos en un principio en un compás
parecido a la bulería al golpe, aunque no hay que confundirlo con el cante por
Alboreá, propio de estos familiares acontecimientos.
Los tangos, cante festero por excelencia entre los gitanos
extremeños, derivan del tronco común de los mismísimos tangos flamencos, uno de
los pilares básico de los cantes, aunque parece ser que en esta comarca
adquiere variedades en sus melismas con una cadencias en sus tercios finales y
musicalidades como sucediera con los jaleos. Se dicen que en un principio estos
cantes se acompañaban al compás del bastón y que el propio Marqués de Porrina los ralentizó.
Por otra parte y parece ser creados por Felipe Lara
encontramos unos tanguillos extremeños con más ritmo que los comentados tangos
y que utiliza su mismo tipo de estrofa, estos es coplas de cuatro versos de
ocho sílabas pero con la diferencia de acabar con un estribillo en versos de
seis.
Actualmente y a
través de la familia Vargas se están realizando en el conservatorio de Badajoz
unos cursos para la divulgación de estos cantes vernáculos pacenses con el
objeto de que estos estilos dejen de ser para muchos aficionados esos
cantes tan desconocidos ya que ocupan un lugar de privilegio dentro de la
historia del flamenco.
Los históricos Pepe el Molinero (1895), Pérez de
Guzmán(1895), con su personal Fandango,
Pepe Nieto (1901, Niño Berlanga(1905), Niño de Fregenal (1911) también
destacado en la historia del flamenco por el sello propio de su fandango, Niño de Badajoz o Niño de la Ribera
(1934 ) Juan Cantero(1939) o los actuales Ramón el Portugués, Enrique el
extremeño, José Salazar, El Guadiana, El Magdalena, Alejandro Vega (sobrino de
Porrina, hijo de su primo hermano), La Kaila, El Nene, David Silva, El
Peregrino, Felipe Lara, La Marelu, Miguel de Tena, Pedro Cintas, Celia Romero,
Esther Merino, Gertrudis Rodado, Indio Gitano, Luisillo de Cáceres entre otros
muchos son nombres de cantaores que engrandecieron y siguen engrandeciendo el
flamenco por los pueblos extremeños y exportaron y todavía exportan su arte por
la geografía española, pero el cantaor, el artista por excelencia que con su
personal estilo impregnó a los cantes de su región fue sin lugar a duda alguna,
el maestro de Badajoz, el gitano y
cantaor que probablemente más importante ha dado Extremadura, al menos el de
mayor fama y el mejor embajador de su tierra extremeña.
Nació José Salazar Molina en
Badajoz por el año 1924, conocedor de
los primeros compases flamencos, este Salazar ”patriarca” de una estirpe flamenca y huella
en Extremadura, desde su misma cuna ya que en Villa Rosa, su casa, raro era el
día que no hubiera una fiesta flamenca a la que solían acudir todos los
aficionados conocidos así como casi todos los profesionales que solían
acercarse a Extremadura. Sin excepción cuando algún artista se acercaba por
Badajoz, era casi obligado pasar por Villa Rosa donde además de deleitar a los
aficionados que en la casa estuvieran, bebían de las fuentes de los añejos
estilos extremeños.
Siendo joven, pues pronto se
dio a conocer en el mundo del espectáculo, se estableció en la capital
española, es considerado Porrina por la afición flamenca como un cantaor
heterodoxo, su cante le proporcionó una gran popularidad no sólo por lo forma
de interpretar los sino por su tipo de voz dulce y clara que tanto gustó a su
público, de él se decía también que destacaba por su elegante vestir, su clavel
rojo siempre en su solapa, sin embargo destacaba también en él llamado con el
tiempo “Marqués de Porrina”, su sencillez y su trato agradable con todo el
mundo.
En el lugar donde solía estar la plazuela de la Soledad, cerca de la Plaza
Alta, donde se reunían a cantar la gitanería, se puede apreciar el cariño de
sus paisanos por el monumento que le construyeron con una placa que recuerda su
fandango más popular: Gitano y de Badajoz.
La memoria de este gitano
genial no sólo está permanentemente recordada por su monumento sino por toda
esa generación de jóvenes flamenco extremeños que día a día reviven esos
estilos autóctonos extremeños y esas maneras tan peculiares de transmitir la
herencia del MAESTRO PORRINA.
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