sábado, 26 de abril de 2014

Entrega nº 76 "La Parrala"


ENTREGA Nº 76    26 DE ABRIL DE 2014 

MUJERES QUE DEJARON Y DEJAN HUELLAS EN EL CANTE

                                               -7-
DOLORES LA PÁRRALA
DOLORES PÁRRALES MORENO,  conocida en el cante flamenco como DOLORES LA PÁRRALA,   nació en 1845 en la provincia de Huelva, concretamente en la localidad de Moguer  muriendo en  su pueblo en el año 1915, (Aunque algunos comentan que muriera en Sevilla).
                                                        

Coinciden muchos estudiosos y aficionados  que tal vez se trate de una de las figuras más notables  que Huelva diera cante flamenco.
Casó con el guitarrista Paco de Lucena quién le acompañara en sus importantes actuaciones y no sólo en los cafés cantantes de la comarca como el de Plaza del Marques de Moguer sino en sus flamencas salidas por Granada en 1884 o en el mismísimo París en 1880.

                                      Moguereña soy, señores,
                                      y lo llevo mucho a gala
                                      porque en todas las naciones
                                      La Parrala es la que gana.
                           
De sus actuaciones en el granadino café de la Plaza de la Marina junto a la Macarrona, el poeta de Granada  Federico García Lorca le dedicó la tercera de sus "Viñetas flamencas": “Lámparas de cristal y espejos verdes, sobre el tablao oscuro, la Párrala sostiene una conversación con la muerte, la llama, no vuelve, y la vuelve a llamar, las gentes aspiran los sollozos, y en los espejos verdes, largas colas de seda se mueven”. 
                                     Dolores la Párrala cantaora,
                                     fuente de buena inspiración,
                                     para el mundo del flamenco
                                     y para todo el buen escritor,
                                    ella es  el puro arte de Moguer,
                                    que corre por toda Andalucía
                                    como por todo el mundo entero,
                                    su grandeza y el bien saber
                                    para sabios y poetas.
Aunque onubense de nacimiento su carrera artística se fragua en Sevilla, siguiendo los cantes del Maestro Silverio Franconetti, dominando los cantes de la siguiriya, la liviana, la serrana, los polos y por supuesto el cante de la soleá que realizara  con suma facilidad, hasta el punto que sus estudiosos como Fernando de Triana escribiera sobre “su facilidad pasmosa” para interpretar sus cantes. Este mismo escritor amigo de la Parrala, que a su vez fue maestra de Antonio Silva “el Portugués”,  cuenta como la genial cantaora muere en sus brazos mientras musitaba una letra por siguiriya, “La cantaora-decía-más genial que se ha conocido hasta la fecha.”
Hermana de Dolores fue Trini la Parrala conocida por sus éxitos en los café cantantes interpretando pregones aflamencados, artista que inspirara al poeta  Rafael de León para componer uno de sus temas más conocidos e interpretado por casi todas las artistas de la copla, como es el casa de Marifé de TRiana, una de las grandes artistas que mejor aflamencó la copla.

                                     


sábado, 19 de abril de 2014

La Saeta - 2-

MUJERES QUE DEJARON Y DEJAN HUELLAS EN EL CANTE

                                               -6-

LA SAETA -2-

                            Pilatos te condenó
                                   ante el pueblo soberano.
                                   Han pasado veinte siglos,
                                   Y otros se lavan las manos.

Como sucede en los distintos palos flamencos,  los canten no se hacen igual en las distintas comarcas flamencas, se ha  dicho y comentado en innumerables artículos flamencos que por siguiriya no se canta igual en las fraguas de la  cava trianera que en los rincones jerezanos de Santiago o San Miguel, la zambra suena distinta en el Sacromonte  granaíno, así como el dejillo de Huelva con sus cantes es singular o que las Alegrías en Cádiz tienen como otro sabor, un pellizco y un ángel especial. Pues igual sucede con la Saeta y no sólo por lo de la formas distintas en  Puente Genil, las mencionadas cuarteleras, la Saeta Vieja de Arcos o las también comentadas Marcheneras sino que los mismos estilos saeteros, por martinetes, carceleras, siguiriyas…son distintas, tienen otros matices, variados melisma según la rica comarca cantaora en la que se siente ese aguijón en el corazón ante la plegaria al Cristo.
 En Jerez, donde impera el rancio estilo saetero por siguiriya encontramos como en sus muchos cantes cantaores y cantaoras que también dejaron sus huellas, es el caso de  Isabelita de Jerez de quién dijo el flamencólogo jerezano Juan de la Plata que era la embajadora de los cantes de Jerez.




Por otra parte otro  ejemplo de esas variedades de estilos lo podemos apreciar en este caso en esas saetas antiguas que el Alhaurín el Grande dedican en homenaje a la cordobesa María Zamorano la Talegona cantora que imprimía a sus primitivas saetas cordobesas una voz jonda plena de sentimiento.




En Huelva sus  saeta llamadas viejas o antiguas, encontramos tres pueblos con su personalidad en esta plegaria que desde tiempos remotos hacen especial su rezo, se habla de Ayamonte con largos  y continuados tercios que con aires como si se tratar de pregón, hacen la saeta al pausada y monótona.

En Moguer aparecen estilos según se refieran al de la Oración en el Huerto, la Justicia  o la Sentencia, una corta como la Oración en el Huerto o otras como las otros dos algo más larga y extensa y tal vez monótonas como las que se oyen en Ayamonte. Algo parecido ocurre en la cuna del fandango pues Alosno tiene también tres claros estilos saeteros propios, son lamentaciones con alargados tercio


Como sucede en Córdoba con María “La Talegona” encontramos en Málaga a una genial saetera: “La Faraona” como la llamara “La Niña de los Peines” por el especial empaque que poseía María Martínez Cardo,  tal vez la saetera más popular de la Málaga cantaora.  Mujer –“La Faraona”- que sirviera de ejemplo a nuevas generaciones como Ana Fargas o  Diana Navarro quién dice que la saeta es para ella un referente  por lo que le aporta y emociona cuando en la calle nota ese íntimo sentimiento al cantar directamente a la imagen de un Cristo o una virgen,  o la malagueña afincada en Álora Antonia Contreras que destaca por el poderío que imprime a sus estilos saetero pues a su inconfundible y privilegiada voz hay que unir los giros y musicalidad que imprime a su cante. El números de mujeres malagueñas es muy abundante pues no sólo tenemos a las mencionadas sino que en el ayer y en el hoy flamenco encontramos digna  heredera de esta escuela cantaora que nos ha ofrecido y nos ofrece  esos etilos que enlaza el martinete con la siguiriya de una formar personalísima como el ejemplo de Antonia Contreras.



Cada provincia tiene sus comarcas cantaoras y en las saeta tal vez se agudiza más pero en Cádiz sin duda alguna la amplitud de los estilos se encuentra repartidos por sus flamencas zonas, va de la siguiriyera, ya comentada de Jerez, a la vieja de Arcos o a la de los Puertos y Cádiz con claro sabor a cambios por martinete o también la saeta carcelera al compás de la horquilla como nos muestra la gaditana Carmen de la Jara.

sábado, 12 de abril de 2014

La Saeta -1-

ENTREGA Nº 74    12 DE ABRIL DE 2014 

MUJERES QUE DEJARON Y DEJAN HUELLAS EN EL CANTE
                                               -5-
LA SAETA -1-

Estamos en esos días de exhortación, de plegaria de recogimiento. Esos días que nos hacen los momentos de pasión,  que también los flamencos mediante sus expresiones sienten, esos instantes en donde el pueblo andaluz  con sus formas y maneras suplican a su Dios   o a su Virgen por sus duquelas y sus rezos, sus ruegos los hacen como los flamencos sienten con su cante por saeta.

La Saeta es la genuina voz de nuestra Semana Santa o bien como nos dice Alfredo Arrebola. la saeta es el corazón del pueblo andaluz, aguijonado por el dolor divino, del que brotan lágrimas que transformadas en dardos fulgurantes, se hacen coplas.”

                                                    El cantar del Pueblo andaluz
                                                    que todas las primaveras,
                                                    anda pidiendo escaleras,
                                          para subir a la cruz.
                                        
La Saeta es pues la expresión más religiosa de nuestro pueblo, su origen, a pesar de los muchísimos estudios realizados, sigue siendo una verdadera incógnita. La Real Academia de la Lengua definió en el año 1.803 a la Saeta como Coplilla que suele cantarse en la Iglesia o en la calle, y hasta el año 1.918 es cuando aparecen las primeras saetas en el flamenco.

Estas modestas líneas dedicadas a ese aguijón, a esos dardos fulgurantes, también encuentran desde los remotos tiempos de aparición del cante a mujeres que también dejaron huellas, a mujeres que sintieron y expresaron sus plegarias con las más puras formas del cante, encontramos entre otras muchas a la Pompi, a  Pastora Pavón “La Niña de los Peines”, a “La Niña de la Alfafa”, Antoñita Moreno, La Paquera de Jerez…



Entre los años 1.800 y 1.840,  la Saeta va dejando de ser un canto exclusivo de los monjes Capuchinos o Franciscanos para ir poco a poco a convertirse en un canto del pueblo aunque todavía sin las matizaciones del flamenco, pues estas primitivas Saetas populares tenían formas sencillas,  livianas y tal vez musicalmente  pobre en su ejecución.

Cada vez está más clara la idea, según opinión de los más serios estudiosos  de que la saeta popular se materializó en los pueblos de la baja Andalucía y no en los núcleos de la grandes capitales (Sevilla, Granada,  Cádiz, Málaga), donde a partir del XIX, adquiere su grandeza.

En Sevilla encontramos sobre manera los estilos más rancios con sabor a fragua, las saetas carceleras

                                  "La saeta es oración
                                    la saeta es cristiana
                                    la saeta es corazón
                                    la saeta es sevillana."


                           

Esta Sagita (dardo, flecha) es como un mensaje, una petición, una esperanza, una manifestación de arrepentimiento, de perdón, un rezo, una invocación en voz alta dirigida a la Virgen o al Cristo.

En palabra de unos de nuestros mejores poetas como fue Federico  García Lorca  “ ... las Saetas son como flechas que atraviesan el corazón....”

                                        Jesús que vas “ataíto”
                                        con cordeles y desnudos,
                                        dame un granito de fe,
                                        para comprender el mundo.

 La Saeta como cante ha llegado a transformarse de tal modo que lo que en principio fue una creación sin melodía, se ha convertido en uno de los cantes más bellos y sensibles.

Su Música no puede ser más conmovedora, su entonación grave, pausada, a veces lúgubre y casi monótona dejando como en suspenso la cadencia final y viendo en sus tonalidades reminiscencias de los cantes sinagogales de los judíos o como se indicara anteriormente de los almuédanos quienes desde su alminar llamaba a la oración a los fieles con cantos evocadores.

Son pues desde esos primeros tiempos de la Andalucía musulmana a través de vivencias religiosa como entendemos a la Saeta y claro ha quedado por los muchos estudios realizados que el pueblo andaluz por encima de todo, es un pueblo eminentemente religioso.

A los andaluces nos llegan los “sentíos” versos a modo de flechazos a través de los tiempos y así arriban también al corazón de los flamencos, pues el cante flamenco como fenómeno abierto a todas las vivencias, no podía estar al margen de estas peticiones o quejas.

Cuando la Saeta nos viene al flamenco lo hace emparentándolas con los palos más duros y jondo que pudieran existir en la nomenclatura de nuestros cantes, y así encontramos en la escuela trianera y sevillana los más puros estilos de saeta por Tonás o Martinetes como por ejemplo  la Saeta y Toná del Cristo mientras que desde Jerez aparece con claros melismas siguiriyero, de ahí la Saeta por Siguiriya genuina de la escuela jerezana como la han  interpretado las mejores voces flamenca como las mencionadas  Pompi o la Paquera, sin olvidarnos esos ecos propios jerezanos, esas maneras tan peculiar de entender los sentimientos que el pueblo jerezano siente hasta en los sentíos tercios de la saeta como los que siente la cantaora María Toledo al incluir compases de bulerías a esta saeta jerezana.
                           



sábado, 5 de abril de 2014

La mujer y el cante


ENTREGA Nº 73    5 DE ABRIL DE 2014 

MUJERES QUE DEJARON Y DEJAN HUELLAS EN EL CANTE

                                               -4-

La Peñaranda
                       
 Aunque algunos estudiosos afirman que en el minero pueblo murciano de la Unión naciera Concepción Rodríguez conocida como Concha La Peñaranda “La Cartagenera”, fue Málaga su ciudad natal allá por el año 1850 para establecerse desde temprana  edad en  la cuenca minera donde aprendió esos duros cantes sentíos como si de las entrañas de la tierra emanara.
Las tarantas, cartagenera y todos los estilos de Levante fueron para ella su carta de presentación cuando en torno a los 80 del siglo XIX apareciera por los diversos Cafés Cantantes de toda la comarca murciana o de la flamenca Sevilla
                                      Acaba, penita, acaba,
                                      acaba ya de una vez,
                                     que con el morir se acaba
                                      la pena y el padecer.

En el café sevillano de EL Burrero triunfó como en toda parte, conociéndose también la creación de una personalísima malagueña que con el tiempo llevaría su nombre: “Malagaña de Concha la Peñaranda

Ni quien se acuerde de mí,
yo no tengo quien me quiera
ni quien se acuerde de mí,
que el que desgraciao nace
para qué quiere vivir.
                                     

Según se desprenden de trabajos de flamencólogos, esta cantaora fue la primera en destacar con los estilos mineros y parece ser que a causa de una desilusión amorosa dejó su cuenca minera y se instaló en Andalucía, compaginando sus actuaciones en fiestas y cafés cantantes con sus trabajos de costurera o modista. En el Café antes comentado conoció al maestro Don Antonio Chacón con quién compartió escenario y del que aprendió a profundizar en sus conocimientos artísticos, ampliándose sus éxitos hasta la temprana edad de 49 años en Valencia donde actuaba cuando fue asesinada, corría el año 1889 cuando esta trágica noticia conmovió al mundo del flamenco.