MUJERES QUE DEJARON Y DEJAN HUELLAS
EN EL CANTE
-6-
LA SAETA -2-
Pilatos
te condenó
ante
el pueblo soberano.
Han
pasado veinte siglos,
Y
otros se lavan las manos.
Como sucede en los distintos palos flamencos, los canten no se hacen igual en las distintas
comarcas flamencas, se ha dicho y
comentado en innumerables artículos flamencos que por siguiriya no se canta igual
en las fraguas de la cava trianera que
en los rincones jerezanos de Santiago o San Miguel, la zambra suena distinta en
el Sacromonte granaíno, así como el
dejillo de Huelva con sus cantes es singular o que las Alegrías en Cádiz tienen
como otro sabor, un pellizco y un ángel especial. Pues igual sucede con la
Saeta y no sólo por lo de la formas distintas en Puente Genil, las mencionadas cuarteleras, la
Saeta Vieja de Arcos o las también comentadas Marcheneras sino que los mismos
estilos saeteros, por martinetes, carceleras, siguiriyas…son distintas, tienen
otros matices, variados melisma según la rica comarca cantaora en la que se
siente ese aguijón en el corazón ante la plegaria al Cristo.
En Jerez, donde
impera el rancio estilo saetero por siguiriya encontramos como en sus muchos
cantes cantaores y cantaoras que también dejaron sus huellas, es el caso de Isabelita de Jerez de quién dijo el flamencólogo
jerezano Juan de la Plata que era la embajadora de los cantes de Jerez.
Por otra parte otro
ejemplo de esas variedades de estilos lo podemos apreciar en este caso en esas saetas antiguas que el Alhaurín el Grande dedican en homenaje a la cordobesa María Zamorano la Talegona cantora que imprimía a sus primitivas saetas cordobesas una voz jonda plena de
sentimiento.
En Huelva sus saeta
llamadas viejas o antiguas, encontramos tres pueblos con su personalidad en
esta plegaria que desde tiempos remotos hacen especial su rezo, se habla de
Ayamonte con largos y continuados
tercios que con aires como si se tratar de pregón, hacen la saeta al pausada y
monótona.
En Moguer aparecen estilos según se refieran al
de la Oración en el Huerto, la Justicia
o la Sentencia, una corta como la Oración en el Huerto o otras como las
otros dos algo más larga y extensa y tal vez monótonas como las que se oyen en
Ayamonte. Algo parecido ocurre en la cuna del fandango pues Alosno tiene
también tres claros estilos saeteros propios, son lamentaciones con alargados
tercio
Como sucede en Córdoba con María “La Talegona” encontramos en
Málaga a una genial saetera: “La Faraona” como la llamara “La Niña de los
Peines” por el especial empaque que poseía María Martínez Cardo, tal vez la saetera más popular de la Málaga
cantaora. Mujer –“La Faraona”- que
sirviera de ejemplo a nuevas generaciones como Ana Fargas o Diana Navarro quién dice que la saeta es para
ella un referente por lo que le aporta
y emociona cuando en la calle nota ese íntimo sentimiento al cantar
directamente a la imagen de un Cristo o una virgen, o la malagueña afincada en Álora Antonia
Contreras que destaca por el poderío que imprime a sus estilos saetero pues a
su inconfundible y privilegiada voz hay que unir los giros y musicalidad que
imprime a su cante. El números de mujeres malagueñas es muy abundante pues no
sólo tenemos a las mencionadas sino que en el ayer y en el hoy flamenco
encontramos digna heredera de esta
escuela cantaora que nos ha ofrecido y nos ofrece esos etilos que enlaza el martinete con la
siguiriya de una formar personalísima como el ejemplo de Antonia Contreras.
Cada provincia tiene sus
comarcas cantaoras y en las saeta tal vez se agudiza más pero en Cádiz sin duda
alguna la amplitud de los estilos se encuentra repartidos por sus flamencas
zonas, va de la siguiriyera, ya comentada de Jerez, a la vieja de Arcos o a la
de los Puertos y Cádiz con claro sabor a cambios por martinete o también la
saeta carcelera al compás de la horquilla como nos muestra la gaditana Carmen
de la Jara.
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