ENTREGA Nº 74 12 DE ABRIL DE 2014
MUJERES QUE DEJARON Y DEJAN HUELLAS
EN EL CANTE
-5-
LA SAETA -1-
Estamos en esos días de
exhortación, de plegaria de recogimiento. Esos días que nos hacen los momentos
de pasión, que también los flamencos
mediante sus expresiones sienten, esos instantes en donde el pueblo
andaluz con sus formas y maneras
suplican a su Dios o a su Virgen por
sus duquelas y sus rezos, sus ruegos los hacen como los flamencos sienten con
su cante por saeta.
La Saeta es la genuina voz
de nuestra Semana Santa o bien como nos dice Alfredo Arrebola.” la
saeta es el corazón del pueblo andaluz, aguijonado por el dolor divino, del que
brotan lágrimas que transformadas en dardos fulgurantes, se hacen coplas.”
El
cantar del Pueblo andaluz
que todas las primaveras,
anda pidiendo escaleras,
para subir a la cruz.
La Saeta es pues la expresión más religiosa de
nuestro pueblo, su origen, a pesar de los muchísimos estudios realizados, sigue
siendo una verdadera incógnita. La Real Academia de la Lengua definió en el año 1.803 a la Saeta como Coplilla que
suele cantarse en la Iglesia
o en la calle, y hasta el año 1.918 es cuando aparecen las primeras saetas en
el flamenco.
Estas modestas líneas dedicadas a ese aguijón, a
esos dardos fulgurantes, también encuentran desde los remotos tiempos de
aparición del cante a mujeres que también dejaron huellas, a mujeres que
sintieron y expresaron sus plegarias con las más puras formas del cante,
encontramos entre otras muchas a la Pompi, a
Pastora Pavón “La Niña de los Peines”, a “La Niña de la Alfafa”,
Antoñita Moreno, La Paquera de Jerez…
Entre los años 1.800 y 1.840, la Saeta va dejando de ser un canto exclusivo
de los monjes Capuchinos o Franciscanos para ir poco a poco a convertirse en un
canto del pueblo aunque todavía sin las matizaciones del flamenco, pues estas
primitivas Saetas populares tenían formas sencillas, livianas y tal vez musicalmente pobre en su ejecución.
Cada
vez está más clara la idea, según opinión de los más serios estudiosos de que la saeta popular se materializó en los
pueblos de la baja Andalucía y no en los núcleos de la grandes capitales
(Sevilla, Granada, Cádiz, Málaga), donde
a partir del XIX, adquiere su grandeza.
En
Sevilla encontramos sobre manera los estilos más rancios con sabor a fragua,
las saetas carceleras
"La saeta es oración
la saeta es cristiana
la saeta es corazón
la saeta es sevillana."
Esta Sagita (dardo, flecha) es como un mensaje, una
petición, una esperanza, una manifestación de arrepentimiento, de perdón, un
rezo, una invocación en voz alta dirigida a la Virgen o al Cristo.
En
palabra de unos de nuestros mejores poetas como fue Federico García Lorca
“ ... las Saetas son como
flechas que atraviesan el corazón....”
Jesús que vas
“ataíto”
con cordeles y
desnudos,
dame un granito de
fe,
para comprender el
mundo.
La Saeta como
cante ha llegado a transformarse de tal modo que lo que en principio fue una
creación sin melodía, se ha convertido en uno de los cantes más bellos y
sensibles.
Su Música no puede ser más conmovedora, su entonación grave,
pausada, a veces lúgubre y casi monótona dejando como en suspenso la cadencia
final y viendo en sus tonalidades reminiscencias de los cantes sinagogales de
los judíos o como se indicara anteriormente de los almuédanos quienes desde
su alminar llamaba a la oración a los fieles con cantos evocadores.
Son pues desde esos primeros tiempos de la Andalucía
musulmana a través de vivencias religiosa como entendemos a la Saeta y claro ha
quedado por los muchos estudios realizados que el pueblo andaluz por encima de
todo, es un pueblo eminentemente religioso.
A los andaluces nos llegan los “sentíos” versos a
modo de flechazos a través de los tiempos y así arriban también al corazón de
los flamencos, pues el cante flamenco como fenómeno abierto a todas las
vivencias, no podía estar al margen de estas peticiones o quejas.
Cuando la Saeta nos viene al flamenco lo hace
emparentándolas con los palos más duros y jondo que pudieran existir en la
nomenclatura de nuestros cantes, y así encontramos en la escuela trianera y
sevillana los más puros estilos de saeta por Tonás o Martinetes como por
ejemplo la Saeta y Toná del Cristo
mientras que desde Jerez aparece con claros melismas siguiriyero, de ahí la
Saeta por Siguiriya genuina de la escuela jerezana como la han interpretado las mejores voces flamenca como
las mencionadas Pompi o la Paquera, sin
olvidarnos esos ecos propios jerezanos, esas maneras tan peculiar de entender
los sentimientos que el pueblo jerezano siente hasta en los sentíos tercios de
la saeta como los que siente la cantaora María Toledo al incluir compases de
bulerías a esta saeta jerezana.
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