ENTREGA Nº 73 5 DE ABRIL DE 2014
MUJERES QUE DEJARON Y DEJAN HUELLAS
EN EL CANTE
-4-
La Peñaranda
Aunque algunos estudiosos afirman que en el
minero pueblo murciano de la Unión naciera Concepción Rodríguez conocida como Concha
La Peñaranda “La Cartagenera”, fue Málaga su ciudad natal allá por el
año 1850 para establecerse desde temprana
edad en la cuenca minera donde
aprendió esos duros cantes sentíos como si de las entrañas de la tierra
emanara.
Las tarantas, cartagenera
y todos los estilos de Levante fueron para ella su carta de presentación cuando
en torno a los 80 del siglo XIX apareciera por los diversos Cafés Cantantes de
toda la comarca murciana o de la flamenca Sevilla
Acaba, penita, acaba,
acaba ya de una vez,
que
con el morir se acaba
la pena y el padecer.
En el café sevillano de EL
Burrero triunfó como en toda parte, conociéndose también la creación de
una personalísima malagueña que con el tiempo llevaría su nombre: “Malagaña
de Concha la Peñaranda”
Ni quien se acuerde de mí,
yo no tengo quien me quiera
ni quien se acuerde de mí,
que el que desgraciao nace
para qué quiere vivir.
Según se desprenden de
trabajos de flamencólogos, esta cantaora fue la primera en destacar con los
estilos mineros y parece ser que a causa de una desilusión amorosa dejó su
cuenca minera y se instaló en Andalucía, compaginando sus actuaciones en
fiestas y cafés cantantes con sus trabajos de costurera o modista. En el Café
antes comentado conoció al maestro Don Antonio Chacón con quién compartió
escenario y del que aprendió a profundizar en sus conocimientos artísticos,
ampliándose sus éxitos hasta la temprana edad de 49 años en Valencia donde
actuaba cuando fue asesinada, corría el año 1889 cuando esta trágica noticia
conmovió al mundo del flamenco.
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