Aunque menos conocido y dentro del grupo de los
fandangos abandolaos uno de sus variantes es el llamado cante de los Jabelote o
de los marengos el nombre proviene de la
jábega (tipo de embarcación que suelen emplear los marineros malagueños) de donde sacamos el siguiente fandango:
“Estando la mar en calma
se me mojaron las velas
y fue de las puras lágrimas
que yo derramé por ella."
A diferencia de los otros estilos hermanos
derivados del primitivo fandango
malagueño, en el jabegote su tercer tercio llamado verso valiente se canta con
tonos muy altos.
Este peculiar y
marinero cante según los estudiosos de los variados estilos vernáculos
malagueños se basaron en un principio en
las coplas que solían hacer los
pescadores o marengos cuando se realizaba la faena en tierra firme como
repasar, coser componer las artes de la
pesca o embadurnar los peces, llamándose normalmente a quién trabajaba con la
jábega que es un especial tipo de red o como se ha indicado antes la
embarcación que ellos suelen emplear con el nombre de jabegote.
Juan Breva, maestro de todos los cantes malagueños y
el Niño de las Moras que trabajó como jabegote en El Palo, puerto pesquero de
Málaga, han sido los grandes impulsores de este marinero palo flamenco y tras
ellos cabe destacar a Miguel López Castro, gran cantaor y sobre todo gran
estudioso de todos los cantes del tronco vernáculo malagueño.
Encontramos varios cantes de procedencia extra
andaluza, originados tal vez por aflamencamiento de algunos cantares allende
las fronteras andaluzas traídos a
Andalucía por gallegos o asturianos en su busca de labores y con el fin de
establecerse en los puertos del sur, o bien cantes y bailes traídos de la
América Latina, atangando sus ritmos y dándoles a esos sones suramericano aires
flamencos o tal vez aires flamencos que se
introducen en una época de
nuestra reciente historia en la América
Central y del Sur por esos andaluces errantes "llevadores y traedores" de los
compases de un lado a otro del Atlántico.
De los primeros
ya se ha comentado cantes como la farruca y el garrotín y entre los
otros los popularmente conocido como cantes de ida y vuelta encontramos a palos
como la Guajira, Milonga, Vidalita, Colombianas, Rumba...).
Sobre el cante de la Guajira hay que advertir que ya
en las tonalidades escénicas del siglo XVIII, se advierte aires primitivos
cubanos en unas canciones populares que más tarde se denominaron guajiras
nombre debido a los campesinos blancos de la isla de Cuba llamados guajiros.
Al principio del siglo XX y con el aflamencamiento
de estas estrofasde
diez versos octosílabos, la guajira, alcanza una gran popularidad siendo
interpretada por cantaores como Juan
Breva, El Niño de Cabra, La Rubia, Escacena, El Niño la isla, El Niño Medina,
El Pena padre y el Mochuelo conocido como el más prolífero de estos cantaores
en estos determinados palos y quién graba las primeras guajiras con títulos
como: guajira vida mía, guajira de vuelta abajo, guajiras de los de Cuba; denominaciones
muy similares con las guajiras cubanas llamadas en la isla caribeña guajira "punto vuelta bajero y punto
coreado".
"Es mi mulata un terrón
de azúcar canela hecho,
que arrimándoselo al pecho
quita el mal del corazón,
ella vive con el don
y a ningún hombre maltrata
y si le llaman ingrata
es más dulce que la uva,
de
la azúcar que hay en Cuba
es la mejor la mulata."
El contenido de los temas de la guajira tanto las
versiones cubanas como en la flamenca suele se amorosos y de gran contenido
popular y su facilidad musical para introducirse en los cantes festeros como lo
realizara cantaores gaditanos es asombrosa y así lo demuestra los cantes
grabados por Pericón o por el mismo Chano Lobato entremetiendo en sus bulerías
giros de guajiras y haciendo parecer en su compás como si de un mismo cante se
tratara.
"Que vida más arrastrada
es la del pobre carrero,
picando la mula torda,
picando el buey delantero.
Con mi poncho y mi rebenque
me paro en las cuatro
esquinas
pa tomar mate amargo
de las manos de mi china.
En el muelle de La Habana
robaron un cobertor
y el que lo robó decía
por que lo pusiste al
sol."
Estos cantes por su forma y su origen aunque
adaptable como queda dicho a otros compases, son cantes eminentemente
cultivados por cantaores payos, excepción importante de referencia sobre Curro
Durse uno de los primeros intérpretes o El Mochuelo (pionero de estos estilos) Juan
Breva, Niño Cabra entre otros y destacando como en todos los cantes de ida y
vuelta Pepe Marchena y Juan Valderrama.
Al hablar de origen de las "Granaínas",
hay que remontarse y recordar los viejos fandangos locales de Granada capital y
de sus pueblos fandangueros como Almuñécar (con su fandango "robao del
Río"), Baza, Puebla de Don Fabrique, Loja, Huétor - Tájar, Salobreña,
Zafarraya, Los Hornos de Albuñol, sobresaliendo como narra Ricardo Molina
Fajardo en su obra EL FLAMENCO EN GRANADA, los fandangos del pueblo de La Peza
y de Güéjar - Sierra.
El fandango de La Peza llamado fandango
"Pezeño" y divulgado por la cantaora de la localidad "La
'África", fue absorbido más tarde por el fandango de "Frasquito
Yerbabuena" e incorporado al repertorio alegre de las zambras de los
gitanos de Sacromonte mientras que del fandango de la localidad de Güéjar -
Sierra, nos queda su característica primordial de fandango arriero como lo
calificara Fernando de Triana después de comprobar según él mismo nos cuenta
cómo éste fandango es interpretado por los mozos de esta localidad granadina
durante los días de fiesta mientras rondan las ventanas de sus respectivas
novias.
"Soy de la Peza, pezeña,
de los montes, montesina,
y para servir a ustedes
soy de Graná, granaína. "
(Fandango de la Peza, popularizado por "
La 'Africa ")
"Esta noche no he venío
temprano a pelá la pava,
por vení con los amigos
a echarte la serenata. "
(Fandango de Güéjar – Sierra
De estos fandangos con claros sones moriscos como
dice Caballero Bonald podría nacer al
aflamencarlos sus intérpretes la granaína, apuntando la mayoría de los
tratadistas de temas flamencos que quién le dio no realce sino creación fue el
cantaor de Granada Francisco Gálvez Gómez, conocido en el mundo del flamenco
como "Frasquito Yerbabuena". Pero
quien la engrandeció como a todos sus cantes fue el gran maestro Don
Antonio Chacón, creador del otro estilo de granaína más brillante y larga en
sus tercios y al que el mismo Chacón bautizó con el nombre de media granaína
nombre con la que se popularizó y se le conoce.
Este estilo derivado del fandango granadino fue
cultivado por otros cantaores quién al utilizarlo en algunas ocasiones como
introducción de la malagueña, nos hace ver la también derivación que del
fandango malagueño pudiera tener la granaína y así el mismo Enrique "El Mellizo" nos
lo trasmite a través de sus discípulos gaditanos Pericón y sobre todo Aurelio
Sellés.
A partir de Don Antonio Chacón se crea con el cante de la granaína y la media
granaína una escuela generalmente de cantaores no gitano con la característica
común en todos ellos de su timbrada voz y así resaltamos a Manuel Vallejo,
quién alarga quizá en demasía los
tercios de la media granaína,
Pepe Tejada (el Niño de Marchena
o Pepe Marchena), Manuel Centeno, Canalejas de Puerto Real, El Pena padre y El
Pena hijo, El Niño de Cabra, Jacinto Almadén, Aurelio Sellés, aunque éste
último con un tono personal distinto al de los anteriores e imprimiéndole a las
granaínas no el sello chaconiano del "bel canto" como dice Ricardo Molina
sino el suyo particular y propio de sus
oscuras raíces del flamenco natural.
Al ser la granaína un cante que nace, se cultiva y
populariza en la época tan desdichada de "la ópera flamenca" , no
faltaron artistas que le diera ese aire a medio camino entre la copla popular y
las derivaciones regionales del flamenco, introduciéndola en el mundillo del
cancionero de la copla española como el caso de Angelillo.
Los temas de sus letras hacen generalmente alusión a
las bellezas de Granada y su comarca sin olvidar referirse a cuestiones
religiosa o de amor. En nuestro tiempo tanto la granaína como la media granaína
son interpretadas en casi todos los festivales y peñas con gran acento personal
y flamenco por parte de artistas que como Enrique Morente (Granadino del Albaicín),
Pepe Meneses, Naranjito de Triana, Calixto Sánchez, Diego Clavel, Chaquetón, José Mercé, Luis
Caballero, Luis de Córdoba... entre otros, le están dando a estos cantes de
Granada versiones rememoradoras.
Palo flamenco
perteneciente al grupo de cantes aflamencado, estilo que junto a la Farruca se
incorpora a los compases del tango para aflamencar sus formas que recuerdan al
principio las maneras que estos “chicucos”, pues así son llamados en un
principio en Andalucía, trajeron del
norte español, cuando estos mozos allá por mediado del siglo XIX se aventuran a
bajar al sur desde su Asturias o Galicia natal en busca de un mejor porvenir.
Aunque la
mayoría de los estudiosos del flamenco coinciden en agrupar a estos estilos
procedente del folclore galaico asturiano con el tango flamenco, existen otras
teorías que emparentan al Garrotín con algún estilo de zambras del Sacromonte,
otros le dan enfoque de cante de trilla al identificarlos con la garrotiada
(reunión de campesinos asturianos para dar golpes o garrotiar al trigo en la era y producir el desgrane, utilizándose
para ello un palo o garrote), tal vez
traído a nuestra comarca en alguna época de trashumancia, señalándose por otra
parte al garrotín como estilo creado por los gitanos catalanes de Lérida y
Tarragona.
Al igual,
también como la Farruca, el Garrotín alcanza la popularidad al principio del
siglo XX, concretamente a partir de 1905, cuando el bailaor Faíco con la música
también de Ramón Montoya, incorpora este estilo como palo flamenco a su
repertorio.
Que firmeza no tendría
el querer que puse en tí,
que cuando tu
me olvidaste
la muerte
sentí venir.
Ay Garrotín, que garrotán,
que de la vera, vera, de San Juan.
Una estrofa de cuatro versos de ochos sílabas con
rima de forma asonantada en sus tercios pares, con un estribillo de dos versos
como remate final de cada cante forma
este atangado cante que encontró en maestros como Manuel Torre o en la
mismísima Pastora Pavón “La Niña de los peines”
exquisitos interpretes que engrandecieron este palo al principio del
siglo XX, y que más tarde continuaran Rafael Romero, Antonio Mairena, José
Meneses entre otros grandes. La artista catalana Maite Martín es una de las
grandes cantaoras que en la actualidad
defiende con su arte la garantía de este estilo flamenco.
Otra característica del Garrotín que le asemeja con
la Farruca es su adaptación más al baile que al cante y aunque destaca como se
ha indicado anteriormente por la aportación de Manuel Torre con su cásico tran,
tran treiro, treiro…o de Pastora Pavón, la mayor fama artística se consiguió
más como palo flamenco patrás que para escuchar, con figuras históricas del
baile como el “creador Faíco o la genial Carmen Amaya que le dio un impulso al
Garrotín de alta escuela flamenca.