ENTREGA Nº 40 17 DE AGOSTO DE 2013
Cantaores de Puerto Real
CANALEJAS DE PUERTO REAL
Juan
Pérez Sánchez, nació en el año 1.905 en el
conocido y puertorrealeño
callejón del Obispo, descendiente en su tercera generación de la familia
gitana de Jerez de "los Paquirri" de ahí tal vez la facilidad que
siempre tuvo para acompasar cualquier canción y hacerla festera, pues sin duda
el cante por bulería con su personalísimo sello fue su principal virtud dentro
de su amplísimo repertorio.
El apodo de Canalejas se debe a una
característica de la época de comparar a la gente con personalidades de
entonces aunque sin que faltara la picaresca
y las contradicciones propias de los tiempos y de este rincón salpicado
de gracia y salero. Por lo tanto a él como a su hermano le pusieron Canalejas y Moret respectivamente remedando
su propia familia (tal vez el mismo padre) a sus hijos varones con éstos célebres políticos con los que
quizás tuvieran algún parecido o características en razón a sus formas de ser o
de carácter "serio" el uno, "simpaticón" el otro comparable
con los líderes de la segunda republica española. Lo cierto es que estos
hermanos siempre estuvieron juntos en su infancia, tanto para buscarse
"dos pesetas" con el marisqueo por estas ricas zonas de los puertos,
como para ir a buscar alguna que otra fiesta por los entornos de su localidad
natal (de los siete hermanos que eran, con Moret era sin duda con el que más
hacía).
Cierta
noche fueron Canalejas y Moret al Teatro Real de San Fernando a escuchar a
Manuel Torre, no quedando (al menos los buenos aficionados) contento con la
actuación del genial maestro de los duendes negros y a la mañana siguiente, tal
vez de madrugada, en la reunión que solían tener los cabales después de cualquier
actuación se coló como de rondón el jovencísimo puertorrealeño y en medio de
los aficionados allí presente se arrancó por siguiriya, haciéndole el cambio de
Manuel Torre y dejando con apenas 13 años boquiabiertos a los grandes
aficionados que en torno al maestro jerezano se dieron cita.
"Eran tan
grandes mis penas
que no
caben más
porque
me veo malito de muerte
en el
hospital."
"Si algún día yo a tí te
llamara
y tu no viniera
la muerte amarga, compañera mía
yo la apeteciera."
Esto iba a suponer algo muy importante para el
futuro de este joven mocetón. Pues ya no se trataba de cantar, cosa que hacía
con regularidad, por las bodas o bautizos de Puerto Real o algún cortijo de la
zona, sino que se trataba de cantar en una reunión de cabales después de oír al
gitano más puro que según muchos dio el cante; y cantando precisamente su
particular siguiriya, animándoles a
seguir por esa línea de pureza los allí presente y regalándole (quizá su primer
jornal) la nada despreciable cantidad por entonces de cincuenta pesetas. ¡Mucho
tenían que mariscar Canalejas y Moret para conseguir diez duritos (como ellos
mismos decían), y esa noche lo hizo Juan con un cante y a gusto con lo que
hacía!
Pronto dejó Juan, al menos de forma continua el marisqueo para
intentar la "aventura" y trabajar en los astilleros conocido en
Puerto Real como el dique, comprándose el mismo las herramientas necesaria para
la carpintería y presentándose a examen que aprobaría más por su voluntad que
por sus destrezas el oficio de carpintero, colocándose en el
comentado dique como peón.
Mientras
tanto seguía su vida flamenca entre reuniones, bodas, bautizos con alguna que
otra actuación en los modestos cafés cantantes que habían en Puerto Real, San
Fernando o en Jerez, cobrando las menos de las veces tres o cuatro duritos que
le ayudaban a esos gastitos que ya nuestro cantaor empezaba a tener, pues ya se
producían sus pequeños escarceos con los amigos dentro del ambiente flamenco cosa
que al puertorrealeño le encantaba.
"Al
toquee de una campana
iba un condenao hacia la muerte
al
doble de una campana,
lleva un crucifijo al cuello
y mirando al cielo exclama:
¡Dios
mío!, ¿Qué habré yo hecho?"
Además de los cantes del Torre le gustaba a
Canalejas realizar los del otro gran maestro de Jerez, el Niño Gloria sobre
todo sus fandangos y saetas, sin que faltaran los tangos, soleares o bulerías
de la Niña de los peines.
Era
este su amplio repertorio con la incorporación de algún tímido fandanguillo que
modestamente empezaba el mismo a crear
sobre todo en principio en lo que a letra se refiere, para más tarde imprimirle
su sello personal a este cante que le diera fama.
En
uno de estos cafés cantante de la localidad de Puerto Real, estuvo cierto día
un aficionado flamenco que trabajaba como inspector de hacienda de la compañía
trasatlántica y se asombró de las buenas maneras que este peón carpintero tenía
con los rebuscados tercios de los cantes a compás diciéndole según cuentan los mismos miembros de su familia:
¡Niño, tu trabajas aquí con lo que vales!
El
conocer a este inspector de la compañía naviera y la amistad con Rafael Cabeza
cocinero del Magallanes, padre a su vez de un buen aficionado de la localidad,
hace que se traslade a Barcelona como polizón en el mencionado barco, empezando
para Juan su aventura flamenca en Barcelona.
"Porque volar no podía,
un pajarillo temblando,
porque volar no podía
a mi me decía piando:
¡Llévame a la mare mía,
que ya me estará buscando!
Ya en Barcelona y de la mano del
mencionado Rafael Cabeza, frecuentó los lugares donde el flamenco tenía lugar,
empezando pronto a darse a conocer, unos dicen que con el nombre de Niño de
Jerez, otros con el de Canalejas de Jerez como para abrirse más camino en este
difícil mundillo, pero lo único cierto es que utilizó el nombre por el que
siempre fue conocido y que llevara con orgullo por toda España: Canalejas de
Puerto Real.
A partir del año 1.932 comenzó a tener gran
popularidad y aunque Barcelona le sirviera en principio y de manera
circunstancial de base, va actuando de forma alterna por Valencia y por Madrid,
donde debuta con el Pena hijo y con el célebre Angelillo en el Salón Olimpia,
hasta que en el año 1.934 junto a José Cepero, se presenta en el conocido y
desaparecido Circo Price de Madrid.
"Rocío ¡ay! mi Rocío
capullito florecío,
de pensá en tu quereres
voy
a perder el sentío,
porque
te quiero, mi vida,
como
naide t`ha querío
Rocío,
¡ay!, mi Rocío."
Esta creación de Canalejas, cantada con su
estilo peculiar por fiesta, supuso la novedad del año 34 y pedida
constantemente por el numeroso público que acudía a verlo en su primera gira
por toda la geografía española en unión de Pastora Pavón la Niña de los Peines
y de José Tejada (Pepe Marchena), realizando a partir de entonces abundantes
giras junto a Pastora, Pepe Marchena, el Sevillano y todos los grandes artistas
de entonces a la par que grababa por vez primeras estos cantes con este su
peculiar estilo, con "Rocío" como su principal aportación a la
discografía flamenca por entonces.
Durante los años 1.935 y 1.936, va actuando
por los distintos teatros de España hasta que al empezar la guerra civil que le
coge entre actuaciones por Sevilla y Jaén, decide quedarse a vivir mientras
dure la contienda en la capital jienense.
"Entraba por la ventana
en la
prisión que sufría,
entraba
por la ventana
una paloma
y traía
desde
tierras muy lejanas
besos de
la mare mía."
Pasada
la guerra civil española y después de haber estado preso en la cárcel de
Chupones en Puerto Real, probablemente por problemas de sus ideas políticas
(parece ser era republicano), o por la zona donde la cayó el movimiento
nacional, se estableció definitivamente en Jaén donde ya conocía a la mujer que
iba a ser su esposa y la madres de sus tres hijos.
En el año 1.939 retorna de nuevo a los
escenarios, comenzando con un espectáculo en la plaza de toros de Cádiz, al
lado de la Niña de los Peines y el Sevillano, realizando a partir de entonces
varias giras por casi todas las provincias de España, en compañía de los mejores artistas de
entonces de esta época conocida en el flamenco como la época de le ópera
flamenca.
Destacó, el cantaor puertorrealeños en actuaciones junto a Pepe Marchena, sin faltar
dos circunstancias importante a lo largo de su vida como eran su cita obligada
todo los años a la semana santa jienense para cantarle (según promesa suya) la
saeta a Nuestro Padre Jesús, y sus constantes visitas a su pueblo natal para
ver a sus familiares (todos de la villa puertorrealeña) o reunirse en reuniones
flamencas con la gran cantidad de buenos amigos y no menos aficionados que
Canalejas siempre tuvo en este rincón suyo por el que él siempre tuvo un gran
apego.
A pesar del comentario que en cierta
ocasión hizo él al periodista Tico Medina cuando le pregunta sobre su vida en
Jaén y no en "su Puerto Real", respondiendo Canalejas que en Jaén se
hacía los huevos con aceite de oliva y en Puerto Real con brillantina, lo que
ocasionó verdaderos disgustos entre los puertorrealeños al no interpretarse la
frase con el sentido que la quiso decir,
cosa que más tarde el propio Canalejas aclararía.
Antes
de dedicarse, según nos cuentan flamencólogos como Manuel Ríos Ruiz, González
Climent o Juan Antonio Ibáñez, a los concursos (sobre todo de los cantes de Levante),
realiza su debut en el famoso tablao de las Brujas de Madrid en 1.960, pasando
luego al llamado Torres Bermejas.
De entre los muchos premios que cosechara en
la última etapa, antes de morir en l.966, destaca el primer premio de cantes de
Levante en el Concurso Nacional de Córdoba en l.964 y el segundo para
profesionales de Cartageneras, celebrado en la localidad de Cartagena y que
ganara de manera brillante otro gran artista de la época Bernardo el de Los
Lobitos en l.965, sin olvidarnos del año l.963
cuando triunfara de manera espléndida en el Concurso Nacional de Cantes
mineros que ce celebra anualmente en la Unión, obteniendo la famosa y codiciada
Lámpara Minera.
Aunque ha sido Canalejas, un cantaor
poco estudiado, de él concretamente Ríos Ruiz comentó en cierta ocasión que
" entre la maraña de sus cuplés por bulerías, existía en él un sedimento
flamenco digno de atención", comparándole con Manuel Vallejo y con Pepe
Pinto como cantaores que necesitaban revisarse por parte de los estudiosos.
Por
otra parte Juan Antonio Ibáñez, diría del cantaor puertorrealeño que guardó
siempre el equilibrio de un vivido sentido profesional junto al amplio
conocimiento de un arte que dominaba, mientras que el famoso y no menos
importante flamencólogo Anselmo González Climent, destacó sobre sus cantes
festero la personalidad y lo acompasado de sus bulerías llenas de popularidad e
imitación, dándole importancia también (además de por su personal estilo
festero), a las saetas por Canalejas interpretadas, considerándolo como brillante saetero que compitió con
personas de la talla de Pastora Pavón (La Niña de Los Peines), del Gloria o de
Vallejo, sin olvidarse de la dulzura que imprimía a los cantes de Levante o del
fandango, siendo un intérprete según el mismo González Climent comentara con un
repertorio amplio sin duda en palos poco cantado en esa difícil época flamenca,
con cantes como: La Rosa, El Polo, La Serrana, o la misma Policaña de la que el
propio Canalejas diría a su hijo Fernando como se doblan los tercios del polo
para llegar a través de este macho y los ayes característicos a doblar el polo
por la caña como estrambote o lo desconocido de su cante por soleá, como le
diría a su familia el Maestro Don Antonio Mairena: "tu padre por bulería
es un genio, aunque conoce todo o casi todos los palos".
Pero no acaba lo relacionado con el flamenco
al desaparecer Canalejas de Puerto Real en Diciembre de l.966 en lo que a su
familia se refiere, pues ahí están sus hijos Fernando y Manuel con sus
actuaciones por su Jaén natal y provincia, aunque no sean profesionales,
dejando ese sabor o "ese gustito" al oírsele como si de una escuela
flamenca se tratara; Ahí está también su sobrina la puertorrealeña Constanza
ganadora de varios concursos de saetas y fiel intérprete de los cantes de su
tío Juan, hija ésta de su hermana Ana y de su cuñado y gran aficionado y
compañero de no pocas juerga de Juan el conocido popularmente en Puerto Real
como "el Peluca", al que le dedicara varios fandangos nuestro cantaor
con motivo de un accidente importante que tuviera, sin olvidarnos de su otra
sobrina la gaditana al que él desde pequeña, presentara en el mundo de
espectáculo y que después de estar algún tiempo algo retirada ha vuelto
al canta hace unos años con unos bríos y un compás digno de elogio y ahí está
como una de las mujeres más importante de lo flamenco y sobre todo de los
cantes de Cádiz: Mariana Cornejo.
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