ENTREGA Nº 53 16 DE NOVIEMBRE DE 2013
… Y Sevilla (2)
Triana
Que bonito está Triana
cuando le ponen al puente
banderas republicanas.
A
pesar de su proximidad física, por lo que respecta a la vida flamenca, entre Sevilla y Triana han existido siempre
notables diferencias. Según Manuel Bohórquez Casado ("Rito y Geografía del
Cante".- ALGA Ed., Murcia l997, pág. 114) en Triana se cantaba en las
tabernas, donde se entablaban duelos entre figuras trianeras del cante, en una
época en la que en Sevilla el arte flamenco triunfaba en los cafés cantantes.
En Triana apenas hubo cafés cantantes, según este autor, y los flamencos
trianeros tenían que cruzar el Guadalquivir para cantar en los cafés cantantes
de Sevilla. Es más, antes de que nacieran los cafés cantantes, los intérpretes
de flamenco vivían de las fiestas y de las academias de baile, que en Sevilla
eran muy abundantes.
Actualmente se conoce como Pagés de
Corro pero desde el siglo XVI este lugar es conocido como La Cava al estar recorrida la calle por un
foso para proteger al barrio de los continuos
desbordamientos del río Guadalquivir, divididos entre dos tramos
llamados Cava Baja o Cava Vieja (conocida
a partir del XIX de los Civiles, por estar situado en n la zona el cuartel de la Guardia Civil) y Cava Alta o
Cava Nueva, posteriormente llamada Cava de los gitanos pues casi toda la
población que vivía en este arrabal sevillano, desde hace más de cinco siglos, estaba compuesto por gitanos, aunque durante los años sesenta y setenta del pasado
siglo las autoridades de entonces , tal vez con la complicidad con algún que otro especulador inmobiliario,
propiciaron la expulsión de muchas familias romaní de la Cava Trianera.
Serafín
Estébanez Calderón (El Solitario) autor
de "Un baile en Triana", episodio que forma parte de las
"Escenas Andaluzas" describió
una fiesta flamenca en Triana que sirvió de base para estudios posteriores de
casi todos los investigadores. En dicha fiesta, se cita como cantaor al mítico
"Fillo" y a su maestro "El Planeta", grandes figuras y maestros de los
inicios de la historia del flamenco,
“Sevilla tuvo una niña,
y le pusieron Triana;
la bautizaron en el Río
los gitanos de la Cava”
En
Triana en el cante por siguiriya, así como en el de las tonás se conserva y
transmite su buen foco arcaico, sus cadencias, sus primitivos ecos frente, tal
vez, a los estilos “algo más abierto”
mucho más interpretados y populares que en Jerez o en Cádiz y los Puertos.
Por
el año 1.850 aparece por los campos de Jerez o por Cádiz un gitano del
municipio sevillano de Gelves que, invitado por el Sr. Manuel Molina, se dedica
a cantar estas siguiriyas primitivas de las que aprendieron Curro Durse, Paco
La Luz, entre otros; se trata de Frasco El Colorao.
"A
las dos de la noche
me
despierto y digo:
¿Dónde estará mi compañerita
que no está conmigo?"
Este
estilo de Frasco el Colorao con tercios ligados, con dura expresión y
esas ya señaladas especiales cadencias, va a servir de base para otros
cantaores trianeros, destacando entre todos una familia, la de los Caganchos,
quienes engrandecieron los estilos trianeros que nos llegan a través de Tomás
Pavón y, más tarde, de Pepe el
de la Matrona, de quien se dice es el máximo representante y conocedor de
la escuela de Triana.
"Que
duquelas más grandes
a mí me llegó,
malhaya sea estos pasitos
que esta gitana dio."
Otro
artista importante que le dio realce a este estilo de siguiriya (insisto donde
se aprecia el aire de semejanza de tonás) es Pepe el Culata sin
olvidarnos del que según algunos fue el mejor cantaor de todos los tiempos: Silverio
Franconetti, quien consiguió dignificar el cante llevándolo desde las
tabernas a los cafés cantantes y de ahí con toda seguridad a nosotros. De
Silverio decía Lorca:
"...Los viejos se erizaban los cabellos
y se abría el azogue de los espejos..."
Calorrós de Triana
duquelas
pasaron,
los
variables cortaron los puentes
y
ellos se ahogaron.
No cabe duda que Triana ha tenido una gran importancia en la historia del arte que comentamos y por Tirana encontramos a grandes personalidades de nuestro genuino arte como:
El
puertorrealeño Francisco Ortega Vargas “el Fillo” de quien se decía por las
Tabernas de Triana que era todo un maestro muy respetado por los aficionados
hasta el punto, de que cuando entraba en
alguna taberna los aficionado presente dejaban de cantar y el silencio se
rompía cuando el genio se arrancaba con algún cante, entendiéndose esto como un
gesto para que continuaran la juerga. Se dice también que le tenían tal estima
que todos querían imitarle en su
característica voz, pues algunos bebían bebidas como el aguardiente para que su
voz se le pareciera. Compañera del Fillo fue la gran solearera La Andonda nacida en la Cava en 1831,
una gitana según cuentan bravía que
cantaban por soleá de manera personalísima, tal vez la primera cantaora que
supo “quejarse” cantando por soleá, sus letras casi siempre dedicadas al Fillo
eran claras sentencias, eran famosas las variadas peleas de esta pareja gitana por las calles
trianeras, tal vez por celos, de ahí que siempre acompañara al maestro, murió
la Andonda en el año 1891.
La
Andonda le dijo al Fillo,
anda y vete pollo ronco
a cantarle a los chiquillos.
Pa yo volverte a ti hablar
es menester que te pongas
la banda de general.
En la conocida taberna de “Casa Rufina” de la antigua calle Larga, hoy calle Pureza, se daban con normalidad cita dos familias cantoras como Los Caganchos y Los Pelaos y allí era famoso los duelos flamenco con cantes como martinetes, siguiriyas o soleares y se dice que este último cante cercano al polo, podría ser unas primitivas soleá apolá o al menos de este estilo lo realizaban los Caganchos sin que faltaran algunas soleares de Triana.
Grandes maestros del final del XIX y
hasta la mitad XX fueron entre otros:
Pepe el de la Matrona quién nos dejó una soleá de Triana que parece ser aprendió de la
Andonda y del gran maestro de Morón (discípulo payo del Fillo) Silverio
Franconetti.
Se “jundió”
la Babilonia,
porque
le faltó el cimiento,
nuestro
querer no se acaba,
aunque
falte el firmamento.
El
de la Matrona nació en Triana en el año 1.887, de nombre José
Núñez Meléndez, llamado el de la Matrona por
la profesión de su madre. Con
toda seguridad es uno de los grandes
artistas de nuestra particular edad de oro del flamenco.
Su
conocimiento en todos los palos flamencos es amplísimo y destaca por su pureza
en los diferentes cantes, dejándonos
para un mejor estudio de su obra una colección de grabaciones con el nombre de Tesoros del Flamenco Antiguo, murió en
Madrid en el año 1.980.
Puente de Triana,
se
cayó la barandilla,
y
el coche que le achuchaba.
Ramón
El Ollero (1873-
1075) con un cante por soleá más larga y pausada.
Emilio Abadía, quien de niño conoció
en Triana a los Caganchos y a Ramón el Herrero,
gran defensor de los cantaores y cantes de Triana, aunque él sólo
interpretara tres y de ella una Apolá, nació en 1906, fue catedrático de Bellas
Artes dejando trabajos suyos en la Expo del 29, conocido como comunista de
Triana murió el 27 de Agosto de 1986 en la localidad de Mairena del Aljarafe.
Niño Segundo, destacado por las personalidad de sus cadencias en la soleá, no conocida hasta
que fueron oídas de su voz.
Juaquinito Ballestero,
para quién Antonio el Arenero compuso la soleá Trianera:
ya se murió Juaquinito,
Juaquinito
Ballestero,
que
cantaba por Solea,
lo
mejor del mundo entero
El Sordillo de
Triana, El Teta, Manolo Oliver, Naranjito de Triana, Antonio el Arenero, Márquez el Zapatero… son
nombres que permanecen en la memoria de cualquier buen aficionado y que
se encuentra escritas con letras de oro en la Historia del Flamenco y por
supuesto en la historia de Triana.
Como se ha comentado varias veces y argumentado por la mayoría de los estudiosos del flamenco, Triana, considera como una de las cunas del cante con esa Cava de los gitanos donde se fraguan esas arcaicas tonás, esas primitivas siguiriyas o sus peculiares soleá, posee al mismo tiempo una parte trianera conocida como El Zurraque generalmente habitada por artesanos payos con oficios variados como alfareros, carpinteros, herreros… y quienes nos han transmitido (ejemplos los nombrados anteriormente) sus formas especiales de hacer algunos cantes como la propia Soleá Alfarera distinta de la Grande de Triana que tan magníficamente nos llega gracias a uno de los más grande, al maestro de Mairena del Alcor: Antonio Mairena.
Como se ha comentado varias veces y argumentado por la mayoría de los estudiosos del flamenco, Triana, considera como una de las cunas del cante con esa Cava de los gitanos donde se fraguan esas arcaicas tonás, esas primitivas siguiriyas o sus peculiares soleá, posee al mismo tiempo una parte trianera conocida como El Zurraque generalmente habitada por artesanos payos con oficios variados como alfareros, carpinteros, herreros… y quienes nos han transmitido (ejemplos los nombrados anteriormente) sus formas especiales de hacer algunos cantes como la propia Soleá Alfarera distinta de la Grande de Triana que tan magníficamente nos llega gracias a uno de los más grande, al maestro de Mairena del Alcor: Antonio Mairena.
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