ENTREGA Nº 52
9 DE NOVIEMBRE DE 2013
… Y Sevilla (1)
“Giralda cuando yo muera
vendré a acariciar tu cuerpo
vestido de primavera”
vendré a acariciar tu cuerpo
vestido de primavera”
Una de las grandes
cunas, Sevilla y su comarca cantaora: Alcalá, Triana, Utrera, Lebrija, Mairena, Morón…representa en el flamenco, en
los orígenes más primitivos de nuestra historia flamenca, todo un pilar básico
para sus cantes, bailes y toques. Como sucede con Jerez, sobre la capital andaluza también encontramos gran variedad de trabajos, estudios o libros de
flamencología que nos comenta la importancia de esta provincia en la génesis y
posterior evolución de nuestro patrimonio cultural, aunque también de la misma
manera siempre quede, con total seguridad, algo
que decir del flamenco en este importante vértice del triángulo mágico con el que se suele
representar a los pilares básicos del
arte, como dice Don Antonio Mairena, gitano- andaluz.
“En Triana se cantaba en las tabernas, donde se entablaban duelos entre
figuras trianeras del cante”, nos comenta en “Rito y Geografía del
Cante” Manuel Bohórquez Casado, siendo
necesario distinguir a este grandioso y barrio flamenco por excelencia, por esa razón es importante
resaltar la convivencia, también como sucediera en la localidad jerezana entre
payos y gitanos, tanto a un lado como a otro del Guadalquivir.
Según Serafín Estébanez Calderón (El Solitario) en su
episodio Un baile en Triana” de “Escenas Andaluzas”, Francisco Ortega Vargas
"el Fillo", cantaor puertorrealeño junto a su maestro el mítico gaditano "El Planeta", verdaderas figuras iniciadoras
según coinciden casi todos los flamencólogos de la historia del
flamenca, describe con entusiasmo la Triana de entonces, donde se destaca las
distintas fiestas flamenca que en este gitano barrio se suelen celebrar
mientras que, en escritos de Antonio Machado Álvarez “Demófilo”, amén de corroborar estos encuentros en esas
fraguas o patios trianeros, en Sevilla encontramos la mayoría de los café
cantantes adonde acuden los flamencos trianeros para cantar
bien en los encuentros que habitualmente se desarrollaban, o en las fiestas que tras estos espectáculos
se organizaran.
Pero los encuentros con el flamenco, con los
orígenes del cante jondo y Sevilla, los
podemos estudiar con total tranquilidad como se comprueba por los numerosos
estudios realizados, en núcleos como
Triana, Utrera, Lebrija y Alcalá de Guadaira, eso sí sin olvidarnos de
poblaciones importantes como Mairena del Alcor.
Si
en Jerez encontramos nombres, familias o linajes como los Paula, Sotos,
Agujetas, Moneo, Carpio, Marruro…iniciadores del cante como Tío Luis El Cautivo,
Tía María La Jaca, Tío Vicente Macarrón, Juanelo y el Señó Manuel Molina, en
Sevilla paralelamente aparecen figuras de la talla de los Pelaos, Ramón el Ollero, Frasco el
Colorao, La Andonda, Tío Noriega, los
Pavón o Juaniquín el de la Paula, Manolito de María… y geniales nombres como Silverio
Franconetti, Pastora Pavón la Niña de
los Peines, Pepe el de la Matrona o el maestro de todos los cantes: Don Antonio
Mairena.
Tanto en Sevilla como en
Triana o en cualquiera de sus flamencos pueblos: Alcalá de Guadaira, Lebrija,
Utrera, Morón, Mairena…, tienen su personalidad en cantes básicos como
tonás, siguiriyas o tangos pero parece
ser que el palo flamenco predominante en la comarca sevillana podría ser el
cante de la soleá.
Las primeras noticias que encontramos sobre
las soleares datan del año 1.782 y se debe a escritos de D. Antonio Machado Álvarez
(Demófilo) cuando comenta las bodas de un aguador o vendedor de agua gitano:
Tío Luis el de la Juliana. Seguramente esas llamadas Soleares serían muy
distintas a las actuales ya que las mismas noticias nos hablan de esos cantes,
con abundantes ritmos y bailados, por lo que se afirman que las primitivas
soleares se realizaron para bailar y provenían de esos antiguos jaleos pues
musicalmente y por su estrofa (tres versos) son idénticas.
La
mayoría de los flamencólogos dicen, el origen de este cante (pilar fundamental
del flamenco) no puede ser otro que ese
primitivo "Jaleo" o esa primitiva cantiña para el baile y así el
nombre pudiera derivar, según Demófilo, del de una mujer, Soledad o bien de
algunas letras viejas que pudieran empezar diciendo:
"que
grande es mi soledad..."
Como
se ha indicado anteriormente, la estrofa de las soleares coincide con la del
primitivo "Jaleo", esto es, un terceto octosílabo; pero existe otra
Soleá u otro estilo de Soleá, si se quiere más joven que la anterior, y que
consiste en una especie de cuarteta en octosílabos romanceada y cuando este
estilo se remata con un terceto y su primer verso es de tres o cuatro sílabas
se le llama Soleariya.
La
temática de las letras de la Soleá es variadísima pues, al igual que la
siguiriya, por Soleá también se canta al
amor, al dolor, a la muerte y desamor cantándose también por Soleá a todo tipo
de sentencias, sin quitar, quizá pinceladas de humor.
"El
día del aguacero
dime
dónde te metiste
que no
te mojaste el pelo."
Características
de las Soleares son sus variedades y su flexibilidad; hay quien afirma que es
el más flexible de los cantes y sus parentescos innumerables pues hay soleares
tangentes (como dice Ricardo Molina) con la petenera, la siguiriya, la bulería,
el martinete... son parientes dice de casi todos los cantes.
Tal
es la variedad de estilos de Soleá que de un estudio de Ricardo Molina se
reconocen 44 estilos distintos que corresponden a las siguientes modalidades:
-Soleares de Alcalá (incluidas la de
Joaquín el de
la Paula), 10
-Soleares
de Utrera (incluidas la de Joaniquín y la Serneta), 6
-Soleares de Frijones de Jerez, 3
-Soleares de Enrique el Mellizo, 2
-Soleares de Paquirri el Guanté, 2
-Soleares de Triana, 4
-Soleares Apolá, 3
-Soleares de Juan Breva, 6
-Soleares de Córdoba, 4
-Soleares de Málaga, 1
-Soleares que no se han podido clasificar,
3
Posiblemente
existan algunas más de carácter personal o incluidas en algunas de las escuelas
o modalidad geográfica en las que se pueden incluir para su estudio, escuelas
que a diferencia con las de la siguiriya, presente una que bien pudiera ser la
genuina madre de este grandioso cante: Alcalá de Guadaira o Alcalá de los
Panaeros.
Por
lo tanto debe quedar claro que no se habla de una soleá sino de variadísimos
estilos de soleá o lo que es lo mismo de soleares y de entre ellas una distinta
tal vez a las demás y recogida, como tantos otros trabajos, por el maestro de
Mairena del Alcor: La soleá de
Charamusco
No hay comentarios:
Publicar un comentario