ENTREGA Nº 62 18 DE ENERO
DE 2013
… Y Sevilla (8)
Cantaores Ilustres
Pastora Pavón y su saga flamenca
Desde la localidad
sevillana de El Arahal nos llega a la
capital andaluza una de nuestra más flamenca dinastía: La saga de los Pavón.
Se inicia dicha estirpe con el mayor de los hermanos, Arturo Pavón
Cruz, cantaor reconocido como artista de
cabales, padre del pianista
Arturo Pavón Sánchez quién a su vez bebe no sólo de la tradición propia de la familia, sino también de la de otro ilustre en la historia del
flamenco como es Manolo Caracol,
pues tras casarse con su hija Luisa Ortega y siendo primera figura del piano flamenco, crea una pareja con
su suegro que dio la vuelta al mundo con la célebre Zambra de Manolo Caracol.
Arturo
no sólo es el mayor de la familia Pavón sino que se le considera por los
estudiosos del flamenco como principal maestro de sus hermanos Tomás y Pastora “La Niña de los Peines” a los que le enseña desde el principio como uno de los grandes conocedores de los
primitivos cantes. Su trayectoria artística se desarrolla en las reuniones de
cabales, destacando sobremanera en
cantes como tonás, deblas o martinetes.
La influencia
de éstos es visible en sus descendientes en cantaores relacionados con la
saga, como El Chocolate.
Tomás a diferencia de sus hermanos mayores, nació en Sevilla 1893, Cantaor conocido sobre todo en los
ambientes de fiestas más que en los teatros pero acreditado como uno de los
mejores en la historia flamenca, eso y la fama de persona reservada nos llega
a través de su sobrino Arturo.
El pasito que yo doy
ese no lo daba nadie,
yo lo
daba por mis niños
que
están pendiente del aire
De Tomás escribieron intelectuales como
Fernando el de Triana quién los
destacaba en los cantes del Mellizo, de la Serneta o la soleá de Alcalá.
A mi mare de mi alma
lo que la camelo yo,
porque la tengo presente
metida en el corazón
.
El
escritor cordobés Ricardo Molina profundizó sobre la su personalidad,
dejándonos escrito de él "Tomás vivió ignorado, con su
fabuloso tesoro de siguiriyas, soleares, martinetes y sólo reducidas minorías le reconocieron en vida su
grandeza y superioridad". No en vano rescató los primitivos cantes de
fragua o los cantes añejos, como las siguiriyas duras y jondas de Manuel Cagancho,
que tal vez si no hubiese sido por Tomás su hubieron olvidado.
A pesar de su
corta trayectoria por sus problemas de salud ya que su enfermiza constitución,
su mal suerte hizo que nos dejara en
1952 cuando había cumplido los 59 años
pero de él heredamos una huella ya que fue la clave de la flamenca Triana y
en su corto número de grabaciones, nos muestra todo lo relacionado con los
cantes más profundo de los Pelaos, de los Caganchos…
Tuvo la idea
de defender la pureza del flamenco ante la llegada de cantes de otras
procedencias o de estilos que podrían desvirtuar la pureza de lo jondo con el
abuso que él veía venir a través de la
llamada ópera flamenca y para ello en los bajos de la campana, casa de su
hermana Pastora y su cuñado Pepe Pinto realizó una especie de escuela para
defender los estilos más jondo que se temía perder.
El mismísimo
maestro de Mairena llegó a decir que Tomás fue el mejor cantaor del siglo XX.
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