ENTREGA Nº 82 7 DE JUNIO DE
2014
MUJERES QUE DEJARON Y DEJAN HUELLAS
EN EL CANTE
-13-
Pastora Pavón”La Niña de los peines”(1)
Desde la localidad sevillana de El Arahal nos llega a la capital andaluza una de
nuestra más flamenca dinastía: La saga
de los Pavón.
Se inicia dicha estirpe
con el mayor de los hermanos, Arturo Pavón Cruz, cantaor reconocido como artista de cabales, el más pequeño de
la saga, Tomás, a diferencia de sus
hermanos mayores, nació en Sevilla 1893. Cantaor conocido sobre todo en los
ambientes de fiestas más que en los teatros pero acreditado como uno de los
mejores en la historia flamenca, eso y la fama de persona reservada nos llega
a través de su sobrino Arturo. La segunda, Pastora, tal vez la cantaora más
grandiosa que ha dado nuestro genuino arte.
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Cuando se ha
hablado de Silverio o de Chacón se ha dicho que fueron cantaores
enciclopédicos, generalísimos, que han dominado todos los cantes y todos los
hacían de manera magistral. Pues bien, de Pastora Pavón Cruz llamada la Niñas
de los Peines no sólo se puede sino que se debe decir exactamente lo mismo esto
es, cantaora genial, generalísima y dominadora de todos los palos flamencos, los
que existían y los que ella con su especial don aflamencó o le dio altura de cante grande.
Todos los flamencólogos
coinciden en que Pastora fue la cantaora más completa de todos los tiempos,
representando en el arte flamenco lo más cercano a la perfección, como dicen
Blas Vega o Ríos Ruiz "La maestría inmortal".
"Péinate
tú con mis peines.
Mira que son de canela.
La gachí que con mis peines
se peine,
canela pura se lleva."
Estos versos de
Tango flamenco sirvió para que más tarde
llamarán a Pastora Pavón con el nombre artístico de la Niña de los Peines,
quedando atrás su nacimiento en el número 19 de la sevillana calle de Butrón,
el diez de febrero de 1.890, su bautismo en la parroquia del barrio de la
Puerta Osario, San Román y Santa Catalina, sus temporadas de niña en Utrera en
casa de la genial creadora de un estilo de soleá Merced la Serneta quién
quedaba admirada del arte y de la
inspiración de esta niña, a la que la insigne maestra mimaba y enseñaba esos
sabios compases suyos por soleá que Pastora cantó mejor que nadie, o su debut
en Madrid con tan sólo 11 años en el café del Brillante, después de actuar
varias veces en la Taberna de Ceferino de Sevilla.
María Pastora
de la Santísima Trinidad, que así era su nombre completo, vivió siempre en un
ambiente lleno de gitanería y arte flamenco pues de su familia son su hermano
Tomás, al que algunos llamaron el mejor cantaor sevillano de todos los tiempos
en los supremos cantes de siguiriyas, soleares y martinetes y su otro hermano
Arturo, el menos popular de los tres
pero reconocido y respetado por sus conocimientos y personalidad en el flamenco
y al que nadie discutió su autoridad.
Ricardo Molina sobre este triunvirato de geniales hermanos dice "se puede
definir por las siguientes virtudes:
Pastora por su enciclopedismo magistral, Tomás por su
"especialización" en los tres cantes supremos de toná, siguiriya y soleá y Arturo por su
profunda erudición".
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