LOS PALOS DEL CANTE
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GALERAS
En
el año 1976 el cantaor de Lebrija Juan
Peña Fernández “El Lebrijano”, hijo de Bernardo Peña y de La Perrata, y el poeta Félix Grande presentan para orgullo de los flamencos uno
de los espectáculos flamenco más propio en sí mismo con el sentido de nuestro
arte, con el sentido de los verdaderos sentimientos, con el porqué de tantos
tormentos que un pueblo, que una raza, ha sufrido a través de tantos y tantos
años. Nos trae a los sentidos
PERSECUCIÓN, una genial obra en dónde aparece palos nuevos o recordados
de tiempos muy atrás y como por ejemplo el Cante de Galeras.
Cante
de galeras, así le gusta llamar Juan Peña El Lebrijano a este parece ser
cante prácticamente en el olvido, le llama Cante de Galeras, en lugar de cantes
por Galeras y es que verdaderamente el sentido de estos sones tan lastimeros
más que sonarnos a un palo flamenco,
podría haber sido creado como para
hacernos vivir, recordar, las ducas que los reos a galeras pasaron tras
tan injustos tormentos, nos recuerda con
estos quejíos, nuestro Lebrijano, esos momentos por los que atravesó el pueblo
gitano por el simple hecho de ser de la raza calé.
El
cante de Galera es eso, un puro sentimiento de dolor, de condena sin defensa, y
si la toná por Carcelera nos recordaba esos amargos ratos del presidio, en este
caso el de Galera nos llega al alma por ser lo máximo de penas y suplicios…,
duquelas como las pasada en las galeras
son inmensamente crueles y eso, entiendo, es al menos a mí lo que me transmite
Juan Peña con este flamenco dolor del cante de Galeras.
Tal
vez por eso ha tenido poca continuación, pero el tema da para más y sería de
desear que este cante, renovado o creado por el Maestro de Lebrija, tuviera más
continuidad y los buenos aficionado pudieran gozar con formas de este ”jondo
estilo”.
La
copla del cante de Galera del dúo Juan
Peña con su sensibilidad cantaora y la poética y lastimera pluma de otro de los
genios de nuestro arte como fue Félix Grande es una estrofa de cuatro versos
octosílabos con rima alternas los tercios pares con los impares a la que el genial Lebrijano, a modo de estribillo,
añade una copla de tres versos que va repitiendo.
A galeras, a galeras
condenaos por ser gitanos
sin defendernos siquiera.
condenaos por ser gitanos
sin defendernos siquiera.
Musicalmente,
aunque muchos quieren recordar estos
lamentos como un antiguo romance, otros, con toda seguridad los menos,
la acerca a una bulería para escuchar. Mi modesta opinión es que estos quejíos
de dolor de los presos en las Galeras es,
que al compás de una dolorosa nana, se lamenta con estos tercios tan
flamencos, tal vez recuperado por Juan Peña al ritmo de un primitivo romance.
Con
grilletes en las manos
y el agua hasta la rodilla
una hartá va de gitanos
sueñan y sueñan orillas.
y el agua hasta la rodilla
una hartá va de gitanos
sueñan y sueñan orillas.
A galeras, a galeras
condenaos por ser gitanos
sin defendernos siquiera
mare mía de mis entrañas
Mare mía de mis entrañas.
Mare mía de mis entrañas.
Parar el tiempo yo quisiera,
si eso estuviera en mis manos
que no vayan a las galeras
mis niños que son gitanos.
Que pena tan grande, Dios mío,
los golpes me han despertao,
las lagrimas me han dormío..