ENTREGA Nº 77 3 DE MAYO DE 2014
MUJERES QUE DEJARON Y DEJAN HUELLAS
EN EL CANTE
-8-
LA OBISPA
Tía Antonia “La Obispa”
hija de gitanos emigrantes
gallegos que se asentaron en el Puerto
de Santa María en el año 1870 donde
nacería años más tarde, concretamente el
24 de noviembre del ochenta y seis del mismo siglo XIX. Según todos los que la
conocieron y vieron cantar en las muchas
fiestas familiares que participara,
Antonia García Moreno “La
Obispa” ha sido una de las cantaoras
más grandes que naciera en el Puerto de Santa María, matriarca de toda
una saga flamenca, pues es abuela materna de los hermanos Orillo del Puerto y de Alonso
Núñez “Rancapino”.
Por el oficio de
su marido siempre relacionado con útiles marineros como clavos, anclas…Antonia vivió alrededor de los pueblos de la bahía
gaditana, fundamentalmente en Chiclana, donde dejara descendencia como su nieto
Rancapino. Viuda y joven se instala por
el año 1050 en la calle Cervantes en casa de una hija suya donde muere
el 12 de abril de 1963 a los setenta y
seis años de edad.
Su voz, su compás
y su arte en sus “pataítas” por fiesta lo pudieron gozar en reuniones como lo hizo en 1938 José de los Reyes el Negro en el bautizo
de un hijo de La Tormenta, gitana vecina de “Tía Antonia” o en la de
años más tarde en casa de un familiar de Antonia Gilabert Vargas “ La Perla de Cádiz” dónde se contaría como los gitanos presentes
en la fiesta de dicho familiar se rasgaban la camisa al escuchar los jondos y
sentíos tercios de “La Obispa”.
Tía
Antonia,
tu cante por toná
me trae aromas
a clavito y canela
a yerbagüena y
azahar.
Tu música a yunques
y martillos a
compás.
Y tu voz de
terciopelo morá.
Desgarran quejío
fragüero
Templando a fuego
Al rojo metal
(Antonio Cristo Ruiz)
Son
muchas las veces que se ha comentado en diversos trabajos o estudios sobre
ocasiones de fiestas en la que Tía
Antonia ha intervenido además de las comentadas como por ejemplo las visitas de
El Viejo Agujeta, autor en la reunión de
Alonso el Cepillo de la frase “Lo
mejor que hizo su marido: no dejarla cantar, porque en aquellos tiempos hubiera
sido una ruina para este hombre, de cómo cantaba esta mujer”
Según
trabajos bien documentados de Antonio Cristo Ruiz un nieto suyo el genial Orillo del Puerto
fue quizá el que mejor definió el arte de su abuela como comenta “el flamenco es tan ingrato,
que hay cantaores fenómenos que pasan sin pena ni gloria, este es el caso de mi
abuela. Yo la conocí cantando en muy buena forma, era genial y lo pueden
atestiguar muchos aficionados flamencos que viven todavía, Pastora Pavón Niña de los Peines y su
marido Pepe Pinto la oyeron cantar en una fiesta en Chiclana y se la quisieron
llevar con ellos a Sevilla. Mi abuelo dijo que tenían que pasar por encima de
su cadáver y no le habló más a estos dos grandes artistas”.
Que fue una
gran flamenca y que dejó una herencia jonda no cabe la menor duda y su arte, su
compás en amén de artistas consagrados como el mencionado Orillo del Puerto o el de Alonso Núñez “Rancapino” (cantaor por excelencia), los
tenemos también entres sus biznietos como Manolo
de los Ríos, Rancapino Chico, Ana Rancapino, La Pirila…y tal vez al
escribir estos modestos comentarios están ya despuntando más de un tataranieto
de “La Obispa”
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